Ir al contenido

FRANCIS BERTI TEATRO (OBRA N° 8) DRAMATURGIA

 

TEATRO EN UN SOLO ACTO (OBRA N° 8)

Por Francis Berti

TITULO:

CONTINGENTE, ESENCIAL, Y LOS DETALLES

 TEATRO EN UN SOLO ACTO

ESCENARIO: Un escenario muy determinado, como unos dos escenarios enfrentados con muchas silla vacías en el escenario, y dos personajes Lo Contingente y el otro Lo Esencial, muy vehementes en sus propias defensas de sus intereses, reconstruyendo sus principios de determinación para hacerse del prestigio de la orfandad de ser el mejor en la lucha teórica y sin final de obituaridad, sino en “Yo soy mejor”; una reconstrucción de una  escalera de sus propias  entradas  sin saber a dónde. Algo se irá acercando que entrará sobre el final.

PERSONAJES:

LO CONTINGENTE: (su vestimenta se resalta por ser una sucesión de telas de diferentes texturas y colores, sin un patrón definido, como si hubiese robado un trozo de cada época. Su voz es rápida, llena de urgencia y desdén).

LO ESENCIAL: (su presencia destella lo primordial. Lleva una sola tela, lisa y sin costuras, de un color blanco inmaculado. Su voz es grave, profunda, con una solemnidad que pretende ser eterna).

(Al levantarse el telón, ambos personajes se encuentran en el centro del escenario, a unos metros de distancia. Se miran con una mezcla de desprecio y furia. Lo Contingente se mueve inquieto, con los ojos brillando de una rabia petulante).

LO CONTINGENTE: (Ríe, una risa seca, sin humor). ¡Míralo! ¡El que se cree la base, la columna, el sentido de todo! Tu horrible presunción de ser el mejor es la más grande de las vanidades. Te crees el principio, pero no eres más que el último suspiro de algo que ya no sirve. La vida es un accidente, un devenir. Es lo que sucede en el medio, en el caos. Yo soy el caos. Y mi caos, al menos, es emocionante.

LO ESENCIAL: (Levanta la cabeza con una dignidad forzada. El blanco de su traje parece iluminarlo en la penumbra del escenario). Tu pretensión de ser el mejor es la de un niño que rompe un juguete para llamar la atención. Tu existencia es una cadena de casualidades vacías. ¿Acaso crees que un instante sin sentido es mejor que la eternidad de un propósito? Yo soy el propósito. Yo soy el fundamento. Cada paso que das, cada palabra que pronuncias, es solo porque yo lo permito. Yo soy la razón por la que existes, y mi razón es perfecta.

LO CONTINGENTE: (Da un paso adelante con una arrogancia tan grotesca que casi da pena). ¡Y esa es la terrible debilidad de tu grandeza! Eres tan perfecto, tan inmutable, que no tienes lugar para el cambio, para la sorpresa, para el detalle que te arruina. Yo, en cambio, soy todos los detalles. Soy la mancha en tu vestido, la grieta en tu principio. Y mi victoria es que, al final, me reconocerás como la verdad. Porque la verdad es sucia, es impredecible, es contingente.

LO ESENCIAL: (Su voz se endurece, con una convicción que raya en la locura). Mi verdad es la pureza. Es lo que queda cuando tu contingencia se ha podrido. Mi horrible pretensión es la única que tiene sentido. Porque mi ser no necesita de lo efímero para existir. Mi perfección no tiene fisuras. Yo soy el mejor porque soy. Y tú, solo eres un cúmulo de “fui”, “seré”, “pude haber sido”.

(Ambos se miran fijamente, con sus cuerpos tensos, esperando. El aire se llena de una tensión palpable, como si las palabras fuesen lanzas invisibles. Detrás de ellos, una sombra comienza a deslizarse lentamente por las escaleras sin saber a dónde, la silueta de algo que se acerca).

LO CONTINGENTE: (Con una rabia que le retuerce el rostro, señala las sillas vacías del escenario). ¡No me hables de propósito! Tu supuesta eternidad es el vacío que se esconde detrás de la nada. Mira esto. ¿Dónde están los espectadores? Tu “esencialidad” es tan aburrida que nadie quiere verla. Vives en un teatro vacío, en un obituario de tu propia existencia. Yo soy el espectáculo, el circo, la vida. Yo soy el que trae la risa y el llanto. Tú, solo traes el bostezo de la verdad.

LO ESENCIAL: (Con un escalofrío en la voz, responde, clavando los ojos en los de su adversario). ¿Y crees que tu caos es mejor? Eres el charco de agua que se evapora. La mancha en mi traje solo me ensucia, no me define. Tus “detalles” son una enfermedad, una epidemia de inconsistencia. El prestigio de la orfandad es el mío, porque no necesito a nadie para ser. Yo soy el todo, sin la necesidad de la parte. Yo soy la suma de todas las sillas vacías, el silencio que envuelve tus ruidos inútiles.

(Ambos se acercan un paso más, sus palabras se convierten en un susurro cargado de veneno. Sus voces se vuelven una sola, un eco de sus propias inseguridades).

LO CONTINGENTE: ¡Yo soy mejor!

LO ESENCIAL: ¡Yo soy mejor!

(La sombra que se desliza por las escaleras se detiene. Su presencia es palpable, silenciosa, y observadora. La lucha de los dos personajes llega a un punto de quiebre).

(La figura que se acerca se hace más visible. Es un ser vestido con un traje hecho de cientos de pequeños espejos rotos, cada uno reflejando una fracción diferente del escenario, una astilla de luz. Su voz es suave, casi inaudible, pero tiene una resonancia que llena el espacio y obliga a los otros a callar. La figura es Los Detalles).

LOS DETALLES: (Con una calma que desarma la furia de los otros). Ustedes dos son tan iguales. Tan absurdamente, tan patéticamente iguales. El uno grita que es el todo yel otro, que es la nada. Pero ambos, en su horrible pretensión de ser los mejores, se han olvidado de lo más importante. Se han olvidado de mí.

(Lo Contingente y Lo Esencial se miran, confundidos, con su rabia disuelta en una extraña incomodidad).

LOS DETALLES: No soy la mancha, ni la pureza. Soy el matiz. Soy la grieta en el blanco de lo esencial, soy el único hilo coherente en el caos de lo contingente. Soy el brillo en el ojo del actor, el suspiro del espectador. El que le da sentido a tu caos y el que te muestra que tu perfección es una ilusión. La lucha por ser el mejor es la más grande de las ironías, porque ninguno de los dos lo es.

(Los Detalles, con un movimiento lento, se mueve entre ambos. Su traje de espejos refleja sus rostros deformados y ridículos. Los personajes se ven a sí mismos en su pretensión, como nunca antes lo habían visto. Se quedan paralizados, sin palabras)..

LOS DETALLES: Porque yo soy el que se quedó. Yo soy el único que tiene valor. Yo soy la razón por la que hay un antes y un después. No soy ni la esencia ni el contingente. Soy el instante que los une, el silencio que los separa. Yo soy la vida.

(Los Detalles, sin dejar de hablar, levantan sus manos. De los pequeños espejos rotos de su traje, un rayo de luz cálida ilumina el escenario, dejando atrás la penumbra. El brillo es tan intenso que Lo Contingente y Lo Esencial deben cubrirse los ojos. El telón comienza a bajar lentamente. Con cada centímetro que desciende, los personajes, en su desesperación por aferrarse a su identidad, gritan una última vez).

LO CONTINGENTE: ¡Yo soy el mejor!

LO ESENCIAL: ¡Yo soy el mejor!

(Pero sus voces ya no tienen fuerza. El telón continúa descendiendo. Lo Contingente y Lo Esencial se aferran a sus vestiduras, pero estas se disuelven, deshilachándose hasta que solo quedan sus formas. Al final, el telón cubre por completo a los dos personajes, dejando solo visible a Los Detalles en el centro del escenario, brillando con una luz que proyecta miles de pequeños rayos sobre el público. El público se ve a sí mismo reflejado en los espejos rotos, en cada fragmento de luz).

(Los Detalles no grita ni susurra. Simplemente levanta una mano y señala al público. En ese gesto final, la audiencia se da cuenta de que la lucha no era de los personajes, sino de ellos mismos. La lucha por ser mejor, la lucha entre el caos y el orden. La obra termina con un silencio absoluto, dejando al público reflejado en las astillas de luz. Un final deslumbrante en el que el teatro se convierte en un espejo y la obra, en la vida misma).

FIN DE LA OBRA

 

 

2 pensamientos en “FRANCIS BERTI TEATRO (OBRA N° 8) DRAMATURGIA”

  1. La lucha por ser mejor, la lucha entre el caos y el orden, en el escenario de la vida misma,la lucha entre lo contingenté y lo esencial, el contingente no puede existir por si mismo, necesita de lo esencial porque forma parte de la esencia y no puede prescindir de ello,los detalles son de gran importancia, porque dan a conocer el papel que representan, contando el acontecer de las circunstancias que las rodean, da el impulso dinámico y te llena con solo detenerte en aquellos instantes a disfrutar de un intercambio emocional genuino, amalgamando e integrando con suaves movimientos al contingenté y a lo esencial en los acontecimientos que nos rodean. Muy interesante representación, la interacción conjunta nos permite avanzar en nuestras decisiones. Gracias FRANCiS.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *