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FRANCIS BERTI TEATRO (OBRA N°6)

TEATRO EN UN SOLO ACTO (OBRA N° 6)

Por Francis Berti

TITULO: TE DEJO, ME DEJAS, NOS MIRA

TEATRO EN UN SOLO ACTO

ESCENARIO: Un espacio fluido que cambia de color y forma. Hay dos puntos focales, una luz cálida en un extremo y una sombra profunda y geométrica en el otro. En el centro, sobre un pedestal, un enano de material movible emite una luz rojiza, como si estuviera encendido.

 

PERSONAJES:

  • TE DEJO ENTRAR: (Su vestuario es una mezcla de texturas y colores que no combinan, pero que se sienten. Se mueve por la luz cálida, tocando el aire como si fuera una partitura. Su voz es melódica, cambiando de tono como un color.)
  • DEJAME ESTAR: (Su vestuario es de un solo tono, monocromático, con líneas puras y un corte preciso. Se asienta en la sombra, sus gestos son exactos y pausados. Su voz es profunda, con una cadencia lógica y bien marcada.)
  • UN ENANO OBSERVAR LO ÚNICO: (No es una persona, sino una entidad de material movible. Su voz es áspera, casi ronca. Habla a través de una luz que emana, y sus palabras se desvanecen tan rápido como su brillo.)

 

(Al levantarse el telón, TE DEJO ENTRAR está en su espacio. Gira, bailando con las texturas de su ropa, mientras la luz cálida lo envuelve. DEJAME ESTAR permanece inmóvil en su sombra, las manos firmemente en los bolsillos, observando sin expresión. El enano en el centro los ilumina a ambos con su luz rojiza.)

TE DEJO ENTRAR: (Con una voz melódica, como si estuviera cantando) Siento el sabor de tu silencio. Es agrio, metálico. Me pregunto si sabrás a limón y sal al probarte.

DEJAME ESTAR: (Sin moverse, su voz es profunda y monótona) El sabor es una percepción, no una verdad. Mi silencio es solo la ausencia de ruido. La sal y el limón son componentes químicos, no estados del ser. Tu necesidad de sentirlo todo es tu única realidad.

(La luz del enano se intensifica, creando sombras grotescas de los dos personajes. La voz del enano resuena, áspera y rasposa.)

EL ENANO OBSERVAR LO ÚNICO: Los cuerpos se miran. Los sexos se miran. Las almas se miran. Pero ustedes solo ven el espejismo de un deseo. La infinitud de lo sexual no es la cópula, es la configuración mental que lleva a ella. La forma en que un parpadeo puede ser una invitación o un rechazo. La psicología de una rodilla que se dobla. ¿Quién de los dos va a cruzar el umbral del otro?

TE DEJO ENTRAR: (Detiene su baile. Su voz se vuelve suave, casi vulnerable) El umbral no es una línea. Es una piel que se eriza. Es un aliento que se corta. Cada vez que miro tu sombra, me imagino un color. El color de la sed en un desierto. Y no me canso de tener sed. Mi cuerpo es un mapa en blanco que anhela los caminos que se abren con cada una de tus pausas.

DEJAME ESTAR: (Da un paso, y la sombra que lo rodea se expande levemente, como si la alimentara) No hay caminos en tu mapa. Solo espejismos. Mis pausas son decisiones lógicas. Tu deseo de explorar mis fronteras solo es la proyección de tu propia soledad. Yo no me muevo por la sed, sino por el peso de la gravedad. Y la gravedad, Te Dejo Entrar, es la fuerza que nos mantiene separados.

(El enano parpadea con su luz. De su centro, un humo rojizo empieza a emerger, envolviendo el aire entre los dos. Se detiene a medio camino, como si estuviera esperando una señal.)

EL ENANO OBSERVAR LO ÚNICO: Uno es el movimiento que quiere penetrar. El otro es la quietud que quiere ser penetrada. La pregunta es si la transparencia de uno se reflejará en la opacidad del otro.

(El humo rojizo del enano se detiene. El aire entre TE DEJO ENTRAR y DEJAME ESTAR es una cortina de vapor que parece vibrar. Sus cuerpos, estáticos, no se tocan, pero sus palabras se lanzan a través de la neblina.)

TE DEJO ENTRAR: La transparencia, dices. Mi transparencia no es un deseo de mostrarlo todo, es un intento de entender tu oscuridad. Me muevo para encontrar la forma de tu quietud. Porque sé que si te quedas demasiado tiempo en esa sombra, vas a olvidar que el sol existe. Mis colores se opacan cuando no te toco.

DEJAME ESTAR: Y mi opacidad no es para ocultarte. Es un escudo para no ser consumido por tu torrente. Tú te desbordas en cada emoción, en cada deseo. Yo me contengo en cada pensamiento. Porque sé que mi quietud no es un olvido; es una meditación, una forma de encontrar la verdad en la ausencia de caos. Tu transparencia es el grito de quien no puede estar solo.

(El enano, con su luz rojiza, ilumina ahora la cara de TE DEJO ENTRAR. Su brillo hace que el rostro del personaje parezca translúcido, como si se pudiera ver a través de él. El enano habla, su voz un eco que resuena en el escenario.)

EL ENANO OBSERVAR LO ÚNICO: Y el acto sexual no es la consumación de un deseo. Es la metamorfosis psicológica de la forma. Él se entrega. Tú te niegas. Pero en esa negación hay una entrega. La infinitud es la forma en que los miedos de uno se anidan en los deseos del otro. Te Dejo Entrar, tú quieres entrar en su quietud. Déjame Estar, tú quieres que él entre en tu quietud. No se trata de cuerpos, sino de la

colonización del alma. Y en ese instante, ¿quién es el intruso? ¿El que invade o el que se deja invadir?

(La luz del enano se mueve y ahora ilumina el rostro de DEJAME ESTAR, que permanece inmóvil. Se puede ver una lágrima solitaria corriendo por su mejilla. El humo que los separa se intensifica, como si estuviera absorbiendo la emoción. DEJAME ESTAR no hace ningún gesto para secar la lágrima.)

DEJAME ESTAR: (Su voz es un suspiro, casi inaudible) No tengo miedos. Solo certezas. Y una de ellas es que tu movimiento me atrae. No porque quiera que me invadas, sino porque quiero observar la forma en que te desplomas. Es la única manera que tengo de sentir lo que sientes. A través de la observación del fracaso.

TE DEJO ENTRAR: (Su voz melódica se quiebra) Y yo no quiero que entres en mi alma para destruirla, sino para que la veas arder. Para que te calientes con mi fuego. Para que entiendas que la salida de tu quietud es el riesgo. Es la única forma de que yo sepa si tu lágrima es real o solo un reflejo de mi luz.

(El enano se apaga. Oscuro total.)

(La oscuridad se disuelve lentamente. El escenario ya no tiene luz ni sombra. Es un espacio neutro, un lienzo en blanco. Los cuerpos de TE DEJO ENTRAR y DEJAME ESTAR están quietos, uno frente al otro, a una distancia que es un abismo y un suspiro a la vez. No hay rastro del enano.)

TE DEJO ENTRAR: (Su voz ya no es melódica, sino un susurro crudo, pero lleno de una nueva certeza) El reflejo de mi luz en tu lágrima fue suficiente. No necesito saber si es real. La magia no es un truco, es la percepción de que algo inexplicable sucedió. Y yo vi algo.

DEJAME ESTAR: (Su voz ya no es profunda, sino un murmullo que intenta llenar el vacío) Mi lágrima es el fracaso de mi certeza. Tú crees que yo observo tu derrumbe, pero yo observo el mío. La quietud era mi escudo, pero se ha agrietado. Y a través de esa grieta, veo lo que no quiero.

(TE DEJO ENTRAR levanta una mano lentamente, y la lleva a su propio rostro, como si quisiera borrar su propio ser. Su mano no toca su piel, sino que se detiene a unos milímetros, en el aire.)

TE DEJO ENTRAR: Por eso. Mi placer no está en tu acercamiento. Está en este espacio entre nuestras pieles. En la fricción de la ausencia. Tú te quedas ahí, y yo me quedo aquí. Tu existencia es el único muro que necesito para encontrarme. Eres la antítesis que me define, no la mitad que me completa.

DEJAME ESTAR: (Cierra los ojos y exhala lentamente. En ese aliento, parece que su cuerpo se vuelve más ligero, menos denso) Y yo encuentro mi placer en la inmensidad de tu deseo. En la forma en que cada uno de tus susurros llena este espacio. Eres la única fisura en mi armadura. Y en la amenaza de tu movimiento, en la posibilidad de que me toques, yo siento algo que nunca antes sentí. No es miedo. Es… la dulzura de la incertidumbre.

(Una vibración sutil, casi imperceptible, recorre el escenario. No es sonido ni luz, es una sensación que se expande desde el centro. Los cuerpos de los personajes no se mueven, pero se siente un cambio en el aire que los rodea. Un placer único y silencioso los envuelve.)

TE DEJO ENTRAR: (Con una sonrisa que no es de felicidad, sino de una comprensión profunda) Te dejo, me dejas, y ahora… somos un solo placer.

 

2 pensamientos en “FRANCIS BERTI TEATRO (OBRA N°6)”

  1. Guadalupe Elvira Blancop

    Excelente personificación de las emociones: Te dejó entrar y déjame estar,es aprender a profundizar en sí mismo,y experimentar la sensación de unidad con el todo, sin miedo y con la dulzura de la incertidumbre, permitiéndole al enano percibir la infinitud en la forma en que los miedos de uno se anidan en los deseos del otro, en esa sensación vibracional al que se puede llegar en esa comprension profunda de dejarse envolver en un
    place único y silencioso. Gracias FRANCiS, en tu obra muestras esos puntos emocionales, que muestran lo que queremos hacer y hacia donde tenemos que ir.

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