LA LECHUGA HABLANDOLE A LAS ESTRELLAS
Por Francis Berti
La lechuga hablándole a las estrellas. ¿Qué del absurdo tan ligeramente se siente divino? No es acaso de la dicotomía una sensación de absoluto reto para los absurdos encontrar el reto. Y comencemos por los carriles que nos transportan a los regímenes donde nos convence la lechuga.
La lechuga, de un verde tan intenso que casi dolía a los ojos, no tenía prisa. Su voz, un susurro crujiente, era tan convincente como el zumbido de una abeja en una tarde de verano. No hablaba con palabras, sino con la coherencia de su propia forma. Nos decía que la verdad, esa que la puta realidad infla de más, no es más que una mentira vestida de importancia.
“La verdad,” dijo la lechuga, “es como el aire. Existe, pero si la embotellas, la corrompes. Y eso es lo que hacen los humanos. Hablan, la debaten, la analizan, la miden. Y en ese proceso, la hinchan de tal forma que se vuelve un globo de aire caliente. Y todo lo que sube, cae.”
La lechuga nos hizo ver que lo verdaderamente importante no es lo que se dice, sino lo que se calla. Que el silencio de una hoja que se seca tiene más verdad que el discurso más elocuente de un filósofo. Y nos transportó, sin movernos, a un régimen donde la verdad no se busca, sino que se encuentra en los detalles más absurdos. En la forma en que una gota de rocío se desliza por su superficie, en la imperfección de un borde mordisqueado por un caracol
Intresante,gran reflexión , la división
de conceptos que lanza en su reto la dicotomía, a los absurdos. La esperanza , representada por la lechuga,sin hablar transmite la confianza de lograr una cosa, realizando algo que se desea, a través de la verdad logra la adecuación entre una proposición y el estado de cosas que se desean, en susurros crujientes convincentes, mostrando que lo importante no es lo que se dice, sino lo que se calla, y lograr transformar lo negativo en positivo. Saludos.