Ir al contenido

APENAS ILUMINADOS PERO ILUMINADOS

Devuélveme mis fósforos que debo prender velas, que compre a las apuradas en un día de oscuridad, colocando en farol biselado que deforma los cuerpos y los traza de irregular perfección que solo destella en tus bordes, como un anillo en una lata de verde de pintura bermellón, y en teclados que tiene reincidentes. En los suelos que aquí nada puede acercar, aquí nadie espera ni sabe ni se preocupa por ti, aquí en esa aquí en esa fábrica de anillos, en aquella ciudad larga y chica que tarda años en recorrida y que con su ritmo se cierra antes de las noches y no hace bien el trabajo, en aquella dama que no son capaces de proteger.

Protegerte en su lugar y la lleva a su camino donde sabe que la luz de tres mil y media luzscopeadora no va a llegar y tienen que llegar antes que atarde. Ahí encendió sus velas, encendió la iluminación, encendió el teclado y después a la noche se fue a trabajar a construir una casa de siete dormitorios para una familia en un paraje que ya no se aguanta, en un bosque pobre y sin aliento, en un departamento a pagar de madrugada al servicio del agua y del aire, en una casa en donde no pueden llenar las necesidades de una mujer que está embarazada y en donde tiene que subir y en donde tiene que subir los acoplamientos a las cinco de la madrugada, en donde no es seguro que esté recibiendo la misma salud de los padres.

Todo eso, devuélveme mi tanta iluminación, que llama la atención de los dioses. Todo eso, devuélveme mi tanta iluminación, que llama la atención de los dioses con una columna de números, como si fueran sus cabecillas, devuélveme mis pequeñas velas que solían llegar a la mano que se iluminaba y sus dedos jugaban sombras. Me digo ahora los vamos a abrir con darme un poco de tiempo, vamos, me digo ahora los vamos a abrir con darme un poco de tiempo, vamos a tener un solo día llenos de el olor a tabaco.

Nos vamos y devuélveme mi bravío a pelear, vamos a encontrar un verdadero lío como si fuera un secreto que se tenía perdido y que poco le importaba a la mayoría. No te preocupes si no pudiste salir de tus chalecos de bolsillo, si tus nalgas no tienen energía en otro día, devuélveme mi reza que no se puede cambiar la verdadera, que no hay que esperar, que las cosas no son como crees y que nunca estaré agotado, que la verdadera capacidad es la que te lleva al camino de la conquista, que es la tuya. Nos van a ir viendo acostumbrados a vivir con esa misma iluminación compartida de velas encendidas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *