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APUNTAR A NADA

SI NO APUNTAS A NADA NUNCA ATINARAS A NADA
Sea de noche sea de día. Frio permanente o desierto escaso. Los escenarios poco importan. Salimos descamisados, casi desnudos a recorrer los almácigos de nuestra siembra anual. Cada fin de año tratamos de acumular en una noche todo lo recogido y todo aquellos que se desbando en el abandono de la incertidumbre de no saber qué hacer con eso que se nos presento, que se nos regalaba, se nos ofreció sin un mísero esfuerzo. Todo ellos a lo que no le habíamos apuntado, todo ello que no le atinamos, tan simplemente porque creímos que era nada.

Y es tan fácil dejarse llevar por la costumbre. Porque el verano nos cansara, aunque no nos percatemos de ello. Porque los días se acortaran y las noches se alarguen sin que seamos conscientes del cambio generacional ni del paso inexorablemente largo con una edad que parece no ser nuestra.

El tiempo es un mar infinito en el que navegamos sin rumbo definido, simplemente barajando vida social fuera de control cuya misión estriba en convencernos de lo equivocado o errado sin pensamiento propio; comunicados colectivamente para disimular aquello que amedrentan: la soledad intransitable y las demás privaciones aparentemente inevitables hacia quien ha desviado sus anhelantes miradas hacia sí mismo a través del laberinto empedrado con egoísmos insondables en busca incesante otra meta más prometedora y menesterosa entre los confines otorgados por el destino;

Adentrarse solo dentro suyo después despertar soñando mil veces contigo (el sueño eternamente dormido); repasar miles de veces antiguas historias ficticias para garantizar su continuidad hasta lograr salir victorioso al encontrarlas allá donde jamás creyó posible hallarlas, muchachita auxiliada asombrada ante ti curiosamente en afán salvador… ¿qué puedes decirle?… todo te queda muy lejano…¿crees saberlo? ¡Miserable ilusión! Y así fue comenzando este drama/comedia mal escrito, dirigido por un director obsesionado con su finalidad fallida mediante la divulgación diaria perpetua e interminable. Perdiéndonos entre luces vacilantes, cegueciéndonos primero lentamente y cruzándose abrazados tratando frenéticamente de estabilizarnos o mantenernos erguidos en nuestro centro gravitacional pretencioso: duele tanto.

Por eso, si no apuntas a nada nunca atinaras a nada. En el momento que piensas que estás en riesgo, todo lo que sientas o sientes que debes hacer al lado de la única mano que tienes, es vital Si tienes la cabeza vacía, no puede haber amor en ti. El cerebro es el gran separador de las almas; si se encuentran los dos corazones del hombre y de la mujer podrán estar juntos pero su mente nunca lo hará. En un verdadero matrimonio siempre hay espacio para otra persona No vale nada ser tu misma cuando ni siquiera te conoces a ti misma… Y descubrirte desde dentro requiere muchas trampillas y obstaculizaciones porque todo pensamiento que tenemos acerca nosotros, son nuestras herramientas contra nosotros; sin embargo debemos utilizarlas como arma: Si quieres construir relación entre personajes diferentes necesitas crecer.

Las inestabilidades económicas, las inquietudes, la división y las conflictividades familiares aumentan los riesgos. Las criaturas sienten estos temores, es un modo de ver la realidad. De todos modos, podría decirse que está en curso un proceso de cambio en la medida que no se disfruten de los efectos y genera más emociones de vivir en una relación con empatía y disponer de esas palabras, que no nos animamos a decir y aun más no las apuntamos a nadie.

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