DE VIDA FRACTARIA ILUMINANDO LAS PUERTAS DE TANNHAUSER

DE VIDA FRACTARIA ILUMINANDO LAS PUERTAS DE TANNHAUSER

Por Francis Berti

La suerte existe, es el éxito de la constancia. Nada es una línea en que todo se mueve busquen lo roto y huye de los que te exceden porque apenas rascamos la superficie una broma enorme. Atrapados en las verdades pero no en la soluciones y en ¿Cuántos tipos de egoísmos hay? que mierda si el éxito y fracaso producen el mismo vacio de relleno. Solo los corazones genuinos.

Del arte de escuchar y en el arte de responder solo en estado emocional puedo ser si estamos preparados. O solo transformados en un desecho de virtudes ¿y si me desconfiguro? ¿En una casa de libertos? y dejar de saber quién soy y cada espacio me empuja cada palabra subiendo el volumen de mi música interior .porque extrañar está reservado solo para los extraños y la verdad rápida disuelve la dramaturgia lenta y no esperes que vengan buscarte o llamarte. No existes ni en los recuerdos.

La suerte existe, es el éxito de la constancia. Nada es una línea en que todo se mueve busquen lo roto y huye de los que te exceden porque apenas rascamos la superficie una broma enorme. Atrapados en las verdades pero no en la soluciones y en ¿Cuántos tipos de egoísmos hay? que mierda si el éxito y fracaso producen el mismo vacio de relleno. Solo los corazones genuinos. Del arte de escuchar y en el arte de responder solo en estado emocional puedo ser si estamos preparados. O solo transformados en un desecho de virtudes ¿y si me desconfiguro? ¿En una casa de libertos? y dejar de saber quién soy y cada espacio me empuja cada palabra subiendo el volumen de mi música interior

pporque extrañar está reservado solo para los extraños y la verdad rápida disuelve la dramaturgia lenta y no esperes que vengan buscarte o llamarte. No existes ni en los recuerdos. Ni en las reuniones. Porque ni en las verdades. Usted puede saltear la línea y acompañar lo desconocido. Con lo único que es un dato fuerte porque en los bordes del mundo de la duda hay una diferencia absoluta. ¿Qué sucede cuando la libertad nos vuelve la verdad? Aunque por alguna razón nos metemos de lleno en el planeta, ese mismo planeta nos llena de inmadurez.

Por no haber hecho nada. Hace más tiempo leí un libro que es cuando habla de como no conocer su historia ni bien se adquiere aquel un jorobadito en el que dijo la palabra. Debido a los interrogantes que uno hace en la tierra estos nunca llegarán y el que confieren lo dejado que son es como se asomara algo casi una palabra cósmica. Ese es el fin de los sorbos al propio cerebro. Nos tomamos de lejos en la interminable conversación que hace una persona lejos de su mirada dónde es que está y con qué criterio lo conocería en esta vida.

La palabra verdadera en una cuestión del ser no es dar testimonio sin tener datos concretos. La verdad en el camino del camino de la gracia y del daño. No hay “cierta justicia” cuando la vida nos da por vía de romperla y cambiarla. El alma no se trata de quién engendra y cambia. El alma en una relación. “No hay una alma que fija tanto como un problema en la entrada”. Que no existe, y todavía no lo tienen por la falta de un logos de las manos. Si todos conocemos todo, ¿Qué otra cosa que obra algo más inteligente? y su corto plazo. ¿Será que el equilibrio en los espacios puede o no servir, que no siempre nos haga sentir la felicidad que debimos tener? No se resolverían por nosotros.

Si todos tenemos todos nuestros egoísmos en poder, con la palabra le garantizaría toda la seguridad. No se enamoraría de esa persona que buscaba soltar lo que no podía soltar. En fin, no me hacía falta actuar por mí mismo. Pues así nunca vamos a llegar a la gratitud, a toda esa confianza no solo entre mujer u hombre, sino entre todos los que se han comprometido con la palabra. Todos tenemos la mejor parte de nuestra vida dentro de los árboles de nosotros, entre los aires que nos protegen. Es la parte interior. Poder plasmarla sin enfermedades por la imposibilidad de ser nadie, que no depende de nosotros mismos.

Por otra parte la idea de un bien unido no sólo tiene que ver con el amor y el éxito, sino con la confianza y la fuerza de cada uno en el cuerpo y en la alma del otro. Como a abrir puertas y abrir puertas para el frente, ¡qué hora, qué hora!, ¡qué hora! y los dos ya se quedan en sus espacios es lo que mejor nos queda de lo que ha pasado. Iniciarlo la fuerza del fuerte. Esas son las herramientas que tenemos que tener, entender el problema de la gracia y de la duda, como hace falta tener uno de esos inteligentes de los ojos, y ver aquello que uno niega ver.