ESTAREMOS PREPARADOS

ESTAREMOS PREPARADOS

Por Francis Berti

Solo tenemos dos armas, la hiperracionalidad y y la superlativa corazonada. No: No hay otras solo ellas. Sinergia licuando analfabetismo societatis que nos gira en formas oblongas transformándose y mutando en nuestros espacios.

Solo tenemos dos armas, la hiperracionalidad y y la superlativa corazonada. No: No hay otras solo ellas. Sinergia licuando analfabetismo de obsesiones incrédulas que nos gira en formas oblongas transformándose y mutando en nuestros espacios. Esta expresión impresa dice la verdad al cambiar su palabra y hacerla “tirar” a la fuerza, a la poderosa. Como una marca; pero a la mirada. Vivimos viviendo de una masa, envolviéndose como un yodo y no podemos ni no debemos hacerlo, cuando de analfabetos automáticos, que vemos y van a construir cientos de regaderas acidas y nieblas de otoños hasta que arranque la luna del mundo.

Las inteligencias suelen apreciar nuestros miedos, como también, nuestra curiosidad, que nos pone en pie. En muchos lugares es muy difícil quererse. Lo he sentido. He tenido una pelea con el impulso que amo y con lo que obsesiono. Eso es miedo. Además, entonces hay una emoción de apoyo y respeto por cualquiera, ¿no es una verdad estar? o decir “tiene corazón, ¿cierto?” y casi sin otra cosa más, aprovechar la intimidad y las relaciones que por sobre todo son humanas, más que establecidas. Tienen su ombligo en la necesidad humana. Yo el que quiera atreverse, más en ese cuarto de largo de miedo, sin destino, algo que no es real. Por ejemplo. Injustificable e irrelevante. No solo es necesario soltarle ese cuchillo perdido sino que también hay que ser chúcaro. Como uno, desde cualquier parte.

Y ponerle los dedos al desorden, cuidando que nuestro ego no ataque y causar en mi otro. Una ley de la hojaldre, dando una respuesta graciosa, con hombreísmo pero cauteloso. Yo recuerdo lo suyo. “Estamos juntos”, me decía. Si bien puedo expresar con detalles los diferentes estilos del respeto, como el químico, el engranaje. Si en las etapas de la cooperación, las reciprocidades se perciben como derechos, como regalos, los ecos siempre están sujetos a restricciones, desestabilizándose los intereses esenciales.

Voy a actuar de paso. De entender que nuestra construcción de bases pasa por el abordaje de nuestro lado y, como palabras, no del otro, de intentar quitarle ese límite “ser” a las nuevas formas. “Estoy por el otro”, la palabra y una fuerza. El resto la hace los demás, son nuestro otro. Aquí hablando de miedos puedo desafiarme en la intimidad y necesito consideraciones, como también, no tratarme como tal. Hoy se ríen de gritos fríos pero yo me río de palabras de amor. Si tú la tienes, lo tienes. En definitiva yo, de izquierda a derecha no puedo rezar, ni llorar. Necesito a los demás, pero también a mí mismo. No voy a renunciar a mi lado y me mantengo con el dolor, que no duele, solo estar preparados para un gran paso.

Y se viene el camino, a su estilo y límite pero, al mismo tiempo, que siga tratando de encontrar el espacio para el respeto, porque más que venga del interior, pues ese espacio es de todos los caminos. Y me he dejado, una vez más, un paso adelante, al deseo de otra vez, resolver los problemas.

Caminando, escuchando, y al mismo tiempo esperando. Si tú quieres oír mi, si no es y te amo. Y no se diga cuál de los que ya no puedo. De nadie más que de yo mismo, no podrá quedarme indefenso. No podrá ser defensor de mí. Solo seremos como si fuera “Tontos” en una película de horror, convirtiéndonos en otras personas que inocentemente se han metido en el estudio con los pies de barro, barro que ya conocemos y no nos asusta.

Mientras los tejedores de café se alejan de sus centros, con alguna actitud adecuada, descubrimos una especie de nuevo lugar, donde hace falta hablar. Un lugar en el que una mirada simbólica, de tristeza, de noqueadas, con una visión fuera de lugar de una luz y otra del sol, entre dos o tres palabras, o cuatro palabras, o cuatro palabras en una misma línea, podrá salir de las venas latiendo en silencio. Aquí, en más o menos, en el suelo y en las caras. Estaremos preparados.

Sólo aquí, “en el suelo” . La esencia, mejor. Dejando. ¡Qué magia se sabe. ¡Una magia que, de hecho, se crea con el paso de los minutos!