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ESTIRARE LA ALEGRIA HASTA QUE DUELA LA SONRISA

Justo en el preciso momento, instante solitario que la sonrisa empieza a despegar, a elevarse por sobre el presente del pasado disuelto, triturado por la luz de la comprensión de las manos sobre la dulzura de los perdones unipersonales. Llega lo inevitable, el anuncio interior de la finitud mortal, mortalmente se escurre, mantendré el secreto, estirare la alegría hasta que duela la sonrisa.

Entonces… a pasear. Pasear el alma, pasear la ausencia de sombra. Controlar la oscuridad que no nos alcanza, controlar la nada que nos cubre, controlar la nada que nos espera, controlar la nada que nos aguarda, controlar lo que nos entristece, controlar lo que nos envuelve, controlar lo que nos atrapa, controlar lo que nos asedia, controlar lo que nos atenaza, controlar lo que nos invita, controlar lo que nos implica, controlar lo que nos inmiscuye, controlar lo que nos inquieta, controlar lo que nos incomoda, controlar lo que nos aterroriza, controlar lo que nos descompone, controlar lo que nos inquieta, controlar lo que nos ahoga, controlar lo que nos detiene, controlar lo que nos mata, controlar lo que nos sofoca, controlar la caída.

La sonrisa desde un principio no puede ser otra cosa que una mezcla de algo que se sabe y de mucho más. Una coartada perfecta, una especie de camuflaje inefable, la ausencia del mismo, la ausencia de lo que no existe, una ausencia perfecta. Una ficción perfecta Todo está en el silencio, en el tiempo suspendido, no existe nada, todo es nada. Así será mi sonrisa, la mejor de todas, la que conozco porque no existe Y el silencio se hace la calma en pie, los cuerpos se quedan inmóviles, la sombra no puede ser otra cosa que lo que vemos y no vemos. Totalmente, absolutamente. La sonrisa es una cierta risa muda, un comentario sin palabras. Una respuesta inesperada no es una respuesta, es la ausencia de lo que no existe.

Allí donde el espacio no existe, la sonrisa se transforma en una ausencia perfecta. El silencio del tiempo detiene la respiración de la comprensión, la alegría desde el principio es una ausencia, una ausencia que se va transformando en realidad. La risa se mueve de un lado al otro, como si fuera artefacto, lejos de la sonrisa. La alegría no puede ser otra cosa que una realidad, y la realidad es una ausencia perfecta. La sonrisa es el camuflaje perfecto para una ausencia, ausencia que es la realidad. La sonrisa es una forma de cerrar el círculo, el espacio en sí mismo, el presente absoluto, el tiempo absoluto, la realidad absoluta.
Llegó un momento en que pude más. No hice nada especial ni me fabrique grandes discursos para abrazarlos: simplemente conversaciones y reuniones lo habitual. Luego palabras ahogadas entre interferencias electrónicas sonoras. Perdona mi descortesía si traicioné tu voz con mis propios pensamientos; perdona mi ignorancia ante tu presencia inapreciable durante este proceso de disolución física.

El amor, la otra mitad de mi cuerpo. Llega lo inevitable, el anuncio interior de la finitud mortal, mortalmente se escurre, mantendré el secreto, estirare la alegría hasta que duela la sonrisa, el amor, la otra mitad de mi cuerpo. En este momento señalo a un tipo en la esquina del parque que no puede entenderme y me miro al espejo, dos veces consecutivas. Llore por favor, no me puedo creer que este sea el final. En este momento señalo a un tipo en la esquina del parque que no puede entenderme y me miro al espejo, dos veces consecutivas. Llore por favor, no puedo creer que este sea el final. Estirare la sonrisa hasta que duela el amor.

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