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EVITANDO QUE ESTALLE

EVITANDO QUE ESTALLE

Por Francis Berti

 

La soledad zurce las heridas, acompañado evita que vuelvan a sangrar, aunque sangrar evita que la razón estalle y los pensamientos se dispersen como recurso sobre las cuerdas del tiempo, porque entonces como traidores se les aplican la pena de caer al sin tiempo en espléndidas consecuencias desastrosas, lo cierto es que se cierran las puertas de vida. En ese orden les diré que hay un tipo de soledad que vivió en anteriores crisis como consecuencia de las propias desigualdades, y logro que se unieran las paredes que se pusieron en el camino de la acción. Destruyendo esos centros desoladores de estas generaciones. La soledad es solo una manifestación de vida que es difícil de encontrar a partir de esa situación. Pero llega a menudo a todos una ola tibia de compasión, sin saber que puede inspirar a la gente a que pueda luchar más fuerte en las calles de los adoquinados tercos. En su propia jungla de juglares mentirosos para emprender una vida distinta. Un afán de no arruinarse. Lo que tenemos es una guerra, una guerra contra nuestro miedo, y aunque una guerra dura es siempre un antes y un después, suelo exponer que ese miedo nos viene de todas partes Hemos de hacer valer nuestros valores, nuestro trabajo, nuestros dones, nuestra fidedigna razón. No tengamos porque mostrarnos ante nadie como quieran que seamos ya; siempre ha venido del temor. No es vía ni verdad que somos víctimas de los síntomas de una salud mental maligna y tener a veces un coctel de putas realidades, por no decir ficción. No te voy a recordar más de los malos pasos de las nuevas generaciones que han tenido que tomar para superarlas. Sus obras. (Lo digo sin odiar a nadie) esas nuevas generaciones aún no hemos dicho la palabra. Pero debemos saber qué y porque esas nuevas generaciones son las que deberían absorber el propósito de vivir la vida de forma digna de ellas mismas. Y que ya hemos sido suficientemente fieles a esa esencia. Que desconozcan entonces que pueden ser conquistados y conquistadas y si alguna vez debieran devolverles la lealtad, el respeto, el aprecio, no hay que perder la esperanza de que entre veinticinco mil tontos no nos dañaran jamás. La soledad zurce las heridas, acompañado evita que vuelvan a sangrar, aunque sangrar evita que la razón estalle al corazón.

 

 

1 pensamiento en “EVITANDO QUE ESTALLE”

  1. Aquí estoy!!! No necesariamente, la soledad, es estar sólo; existe la soledad, aún estando acompañado. Creo que ahí duele más; el estar sólo/sóla, sin estarlo!!! Abrazo.

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