HABERES HECHOS
Por Francis Berti
De la misma manera que te calza un zapato, deben calzarte las palabras. No deben apretar la garganta ni sacarte ampollas, elegir quien te lleve suave a caminar y aquello que te susurren o leas te abrace sin tocarte, al mismo tiempo te desespere que eso suceda. A esta simple deducción he llegado a mirarme descalzo y en silencio de la noche que es per se mas ruidosa que un día soleado. Pero alguna razón que no hurgare en este momento siempre zumbo en mis oídos.
De la misma manera que te calza un zapato, deben calzarte las palabras. No deben apretar la garganta ni sacarte ampollas, elegir quien te lleve suave a caminar y aquello que te susurren o leas te abrace sin tocarte al mismo tiempo te desespere que eso suceda. A esta simple deducción he llegado a mirarme descalzo y en silencio de la noche que es per se mas ruidosa que un día soleado. Pero alguna razón que no hurgare en este momento siempre zumbo en mis oídos. No empezare todavía, tampoco he dicho que iba a empezar ¿No?. Hay cosas que nunca debes entender, porque si no la entiendes es que no vale la pena. Pero una de ellas es que debes dedicarle todo el tiempo que puedas; “entiende a la perfección a amar” Te lo agradecerán de por vida sin estar en tu vida.
Y digo amar en todas las variables que ello tiene. ¿Quieres una sugerencia? Hazlo por ti., no por el respeto que sobreviste y recordado. Si vas por esa cucarda mejor juega a los dados con los diablos de la esquina. Ahh peo iba a contarles cuando una noche de medio verano un hombre pequeño arrastraba un valija regordeta-cuando estuvo cerca-saludo sacándose el sombre de paja y me dijo.- ¿Usted es el acomodador de palabras?- Eso digo cuando me quieren caratular de escritor. Mientras mi cigarro y mi whisky jugaban.- Mi señor- tengo este problema, bueno es de mi hija…y quisiera saber si usted pudiera solucionarlo. La curiosidad me atrapo. -Diga usted- que necesita.
Mire, esta valija tiene trescientas y treinta cuatro cartas que su novio le escribe desde Lisboa, son cartas de afectuosos amor, pero mi hija me dice que en ninguna de ellas dice que vendrá y yo no puedo costearle el viaje para que ella vaya. Sigo sin entender. Que puedo hacer yo por ella y su desesperación. Quizás, usted habido en el arte de la escritura pueda escribir una de fuerte tono determinante, y lo convenza y el muchacho se decida a venir. Y como me dijeron todos que usted es muy bueno en acomodar palabras.
Mi querido visitante pequeño de valijas llenas de sentimientos que no son suyos y además, es muy probable no haya leído una sola línea de cada misiva. De igual manera como no lo hare yo.- Solo le daré una sugerencia, algo que acaba de ocurrírseme.
Dígale a su hija que desarme cada carta y con cada papel empapele las paredes de su habitación. Una vez terminada la tarea que ella se ponga su mejor vestido (le recomiendo en azul) luego usted le toma una fotografía y en ella que escriba lo siguiente. “Aquí estas, estas sos tus palabras…si deseas que se transformen en una manta que me cubra “ven”. Te advierto, que el pegamento que utilice se ampolla en poco tiempo. – ¿Le debo algo? – Me pregunto la valija-hombre-. No, vaya…yo solo recolecto haberes hechos.
Haberes hechos. Que hermoso y sutil relato.. yo diría Acomodador de Ilusiones. Acomodador de sueños. Acomodador de Sentimientos.Acomodador de Realidades.Que noble labor en lJaberes Hechos a través de acomodar palabras., sin pedir retribución a sus servicios personales,rescatando sentimientos nobles que aún están vigentes, como el amor, gratitud, superación personal, siempre indica un camino con una guía a seguir, tapizado de indicaciones sugeridas, las puedes leer desde arriba al caminar, dando pasos firmes y seguros hasta la meta que queremos alcanzar, nos llena ese espacio hermoso qué hay dentro de nosotros mismos. Una gran idea, necesita un gran trabajo.