LA ABSURDA BENEVOLENCIA
Por Francis Berti
La absurda benevolencia de creerse merecer el todo. El todo no existe. El insignificante y enorme esfuerzo por alcanzarlo si. Pero tampoco por más que lo arañes es todo. Entonces con absoluto desdén benevolente te palmean la espalda y te regalan tus merecimientos. Feliz sensación, por suerte que no has ganado gana. La nada supera al todo. El triunfo de las perdidas constantes eso si es un todo. Porque simplemente fuera de la realidad es real. Concreto. Determinante. Y alli la nada sin ser todo te salva.
Desde la más avanzada ignorancia aprendida adquieres el escalón que buscabas. Y es no volver a entrar, a entrar a la aturdidora realidad que quieres salvar. Fuera de ella se puede hacer mucho más. No roces. No lastimes. No intervengas. Espera que entren. Zambullirse ya te ha ahogado varias veces. Y la respiración boca a boca ni la pidas. Ahonda en la razón oscura que alli sobra oxigeno para varios siglos mas. Esto es solo pequeñas experiencia por si alguno decidiera escaparse de puta realidad. Es ficción. Son ensayos improvisados a sala llena, tan solo por si por error alguien se atreviera.
Todo es posible muy a menudo y es así por si alguno de nosotros diera el gusto y hiciéramos de esa. Por tanto, acepta que todo lo que salga de ti no es tú y el resto te borra. Bueno. Me da miedo que fuera lo mismo y empiezo en dos líneas. Adentro y fuera. A la fuerza de las palabras ya creo en mí mismo por más que te acusen de minar la dignidad y la entrega. Cada una de ellas, de todas ellas es ya son a tu poder y así empieza una nueva y graciosa tarea: extender los orificios y estrellas que crees que te han afectado a la mayoría y que desgraciadamente ahora, pese a todas los muchos campos minados.
En esta caída de tus mágicos, boca a boca y bosques fuera de los cuales no podrías vivir sin que desgraciadamente, se vayan y empiezas a abrir tus líneas para meterte en esos bosques. Respeto, respeto la poca visión que llego a intentar. Pero me esfuerzo para explicar. Pasé algunas semanas tratando de creer en mí mismo. Pero entonces, solo para poder seguir mi ciclo correcto.
Dedico lo que puedo a mi convivencia. Aunque algún día, tenga en claro que no me soy yo como antes, porque algunas de las cosas que me gusta hacer no puedo hacer. Ya no soy como antes. Y en esa y entonces, con la cabeza tan solo por lo alto de pequeño que es definitivamente, se lee sobre la lengua la palabra que necesito y sube a la cámara la imagen que nunca ha de subirse. Aunque sea haciendo todo lo posible para disfrutar de una mejor vida, de nada de lo que le sucede a la mayoría. De lo que paso, y cómo se me acercó su luz, es todo para mí. No me llega más luz y se toca la parte superior del universo, y desde ese instante en la soledad acogedora de lo mío. Reúno al ejercito de “nada” para comenzar la batalla del todo. Ya sin absurda benevolencia.
Triunfar en un entorno ambivalente,te hacen merecedor de un falso triunfo, ofreciéndote muchos atractivos como recompensa por tus logros obtenidos. El otro camino real donde te percatas, que no has obtenido nada, que tienes que partir de cero, resurgiendo de la nada para plasmar tu identidad personal firmemente establecida. En este proceso de cambios constantes te vas redescubriendo y valorando. Tu transformación es total, y lo que transmites es más real, más auténtico, más tú.
Wow, bien para mí. Me quedo con “Reúno al ejército de “nada” para comenzar la batalla del todo”. Lo escucho, te escucho, pero no tengo el suficiente coraje, o los ovarios bien puestos. 🙏🙏😭😭