LA AUTOCONSISTENCIA ¿Y SI USAMOS LAS ANCLAS DEL FUTURO?

 LA AUTOCONSISTENCIA ¿Y SI USAMOS LAS ANCLAS DEL FUTURO?

Por Francis Berti

El anclaje en el futuro rompe las líneas pasadas mórbidas que el presente no  deja de molestar. Esas líneas que te atan apenas abres los ojos por la mañana. Viví muchos años en esa vorágine. Revoltijos que me ataban sin saber porque entre tentáculos de medusas usadas que yo mismo había dejado entrar en mi razón. 

Cuando las halle y arroje mis anclas hacia el futuro por encima del presente, que siempre al acecho de detenerte, la autoconsistencia comenzó a albergase en mi, teniendo la convicción del poder, que el futuro no es incierto, es verdad en estado puro que me permitió la armonía. De como fuera un atemporal que me permitía moverme en cualquier de las realidades por más complejas que aparentaran ser, pues no lo eran. Yo las había dejado anquilosarse.

Asimismo he experimentado líneas del futuro que llegaron del pasado. Un fascinante arco atemporal que encierra una protección racionalmente superior. Desconozco si alguien lo experimentado. En mis días lluviosos de donde mi vista se desfigura en las gotas contra el cristal, deseo que algún ser lo haya vivido también. Solo puedo asegurar que es la mismísima singularidad y de una sensación ingrávida y puramente positiva que si les sucede no se les ocurra dudar y abrácense a ella.

No puedo explicarla y mientras trato de entenderla albergándoosla con la mayor autoconsistencia. Podría ser el otro. Si me hubiesen dicho que, sin hacerme comparar tanto y que se ha protegido un poco,. Tal vez yo siendo capaz de hacer en el ritmo de la magia que en que abre los ojos una genial dosis de autoconsistencia, entendí que en ese pasó hacia el futuro dejado de pensar en el presente, en mí y en sus demás facetas. Y ahí está el tema. Sobrevive mi autoconsistencia en el presente, las líneas pasadas son mías ordenadas y solo se mueven cuando yo quiero.

Por eso de no atender las líneas que las atan, la autoconsistencia no me hace abandonar la esencia de mi persona y me la libera en la armonía cuando el lenguaje de los entendidos se mueve. Que esté más fuerte y firme es la necesidad en la que debo encontrar una relación que puede permitirme entenderme. Lo poco o mucho que puedo o pude conocer ha sido el símbolo de mi autoconsistencia. Tal vez yo haya ganado mi autoconsistencia, pero a esa altura mis anclas del futuro han dejado existir la autonomía y la libertad. Ahí quedó la esencia del que fue mi imperativo de razonamiento en mí.

La entreverán una hora después de mí, siendo trasmitida por la armonía que siempre nos ha conseguido sobre cualquier forma de ser y debe ser. Inédito y expresivo. Es la forma en que yo hoy me reconozco como persona, y no hubiese continuar y convertido en un armador de arlequines de circos inexistentes. Esa es la guerra que viene siendo derrotada por la autoconsistencia. Los abusos, los excesos y los encierros. Eso era antes de la armonía, y la coexistencia entre mis manos.