LA VERDAD RÁPIDA DISUELVE LA DRAMATURGIA LENTA
Por Francis Berti
La vida es una nuestra propia dramaturgia. Lenta, llena de escoriaciones que punzan hacia adentro. La escribimos sin saber que nos va perforando y llenando de dudas inservibles muchas veces. El único circuito para encender y disolverla es la verdad rápida, como la muerte sin agonía. No es sencillo, nadie dijo que lo fuera. Pero probarlo es el mayor anhelo de purificación unipersonal que por lo menos yo he decidido hace varios años y lo mantengo como norma hacia todo aquel que se cruza en mi camino.
¿Duele? Sí, pero es una mini fracción de segundos que se multiplican como suaves líneas de tiempo, un tiempo que jamás hubieras imaginado que existiera. La vida es una nuestra propia dramaturgia. Lenta, llena de escoriaciones que punzan hacia adentro. La escribimos sin saber que nos va perforando y llenando de dudas inservibles muchas veces. El único circuito para encender y disolverla es la verdad rápida, como la muerte sin agonía.
No es sencillo, nadie dijo que lo fuera. Pero probarlo es el mayor anhelo de purificación unipersonal que por lo menos yo he decidido hace varios años y lo mantengo como norma hacia todo aquel que se cruza en mi camino. ¿Duele? Sí, pero es una mini fracción de segundos que se multiplican como suaves líneas de tiempo, un tiempo que jamás hubieras imaginado que existiera.
Advierto que al comenzar es una entrevista con uno mismo, asegúrese de una cara sólida que le permite decir, “¿Puedo hablar conmigo?”, Sólo alcanza con sacarte una foto al comenzar para que no estén echando otra más de la risa de este acto imitatorio de todos y todas. En los mejores intentos puede ser una guía de puertas para que llegue en primera fila, pero al final la puerta se marcha se abre y las cosas que las acosan por algo o por no tener una buena explicación se reflejan en tu espejo.
Pese a eso, me enfrento a una cosa peor. No sé qué es aprovechar el máximo nivel de interés, pero en las en las adversidades que contrastan sin colores y solo los pinceles mojan agua benditas de iglesias imaginarias expandiendo perdones aun mas inservibles que nos lo creemos.
Nosotros únicos sobrevivientes de arrancar nuestra verdad rápida y exponerlas al sol de todos y quemarse en ellos en cenizas. Manojo de la dramaturgia lente a la que se hunde, estalla y deja que lo real y concreto una, solo una vez se vea asimismo y alcance el estadio de ser fuere lo que fuere, en la autenticidad.
Sin liturgias de drama y dagas de verdad. Sin plásticos doblándose como muñecos que flotamos en las dramaturgias ajenas. Creyendo que eran propias. Que sangre la verdad de los perfumes auténticos que jamás olimos y el sudor que nunca se mezclo.
La vida es una muestra de nuestra propia, dramaturgia, a través de la cual intentamos conmover vivamente, conformando una conducta de evitación. de encontrar nuestra propia verdad, nuestro andar es lento y nos llena de sensaciones punzantes hacia adentro, que nos van lascerando, sin darnos cuenta. Intervienen elementos con aspectos ambivalentes, inestables y actitudes omnipotentes con características mágicas, que produce una inconstancia en la que no hay organización y da lugar a un falso personaje. Cuando aceptamos la conformidad, con el concepto que de ellas forma la mente,con lo que se dice,con lo que siente o se piensa actuamos con la verdad, es el único circuito para encender y disolver enforma rápida.La verdad rápida como la muerte sin agonía, somos los únicos sobrevivientes de arrancarlas y exponerlas al sol de todos, quemarse en ellos, en cenizas, de las que puedes resurgir como el Ave Fenix. Aplicando esa Ya tan conocida frase: La verdad Te Hará Libre. Una nueva oportunidad de ser y hacer.