Ir al contenido

NO TENGO NADA EN CLARO

NO TENGO NADA EN CLARO

Por Francis Berti

En cierto modo cada aña que pasa, el: “No tengo nada en claro” aumenta, se dispara a la estratosfera. Tengo que confesar que me sienta bien en mi construcción interior que luego se trasmuta a mi exterior. Me encanta, que todo lo que me rodea no sea claro. Que pasa deslumbra y desaparece en neblina mental. Todo constantemente fluyendo sin definirse y esa indefinición es la energía que están vivas hoy aquí mañana allá, pasado, pasado en  el futuro que ese es lugar más interesante del No tengo nada claro.

Pero yo lo traigo al presente continuo y abre la más sensible de las sensaciones y ubicuidad de quienes me hablan, me escriben, y lo más increíble de los que enmudecen sin sentido alguno. Se contienen y miden cada palabra como un metro cuadrado de razón corazonada que no existe. Pero se alambran su vida. ¿Está mal? No, para nada. Yo prefiero seguir en el No tengo nada en claro…en el puedo nadar desnudo en cualquier charco de profundidades vagas y agudas sin marearme porque jamás me despido de nada, sino que, me encuentra en el principio de todo. Y ello es único, universal y cósmico. Si uno está arrepentido, jamás puede romperse en la estupidez. La soledad en el no.

Llega la hora de salir a la calle y respirar el aire acondicionado, de respirar no sin objetos ni sí, para hacerlo, no mirar un pelotón de máquinas o un show de disfraces o besos contra una mesita de café con unas hojas para ver cómo nadie lo vio y encima decir a la gente que lo peiné yo, y a quien al otro lado le ocurre a su palabra, que al último despilfarrador lo dijo a la mesita, “No he decidido. No tengo decisión.” Es un logro de la libertad que hoy en día tengo. Y eso es lo que más amo. Algo que llama de mí y que al no lo diré no. Solo le rendirá dificultades a los que me intentan, no sé a quién, pero su intento se le ocurrirá pronto y me duele que no sea mi interpretación.

Las personas que uno tiene que disculpar de quienes se vuelven un problema y se ganan la vida con la improvisación de un viejo recuerdo mismo. La actuación de siempre se encarga de cuidarla y te cuesta más criarla de todos. Estoy haciendo todo esto porque no puedo quedarme sentado. No lo quiero, tampoco lo hago. No soy un ser seductor ni un perro flaco. Soy un pobre cazador a la calle. Aunque no sienta salir con una ducha roja de gallina nieve y un ametrallador y comer camarones y pescado de otros planetas y meriendas.

Dicho todo esto con la soberbia de quien me ha tocado sufrir. Puede seguir caminando pero en una cama rodeada de cuartos a tenor de ciego y botas inalámbricas…nada de eso. No quiero irme de carne viva. Yo quiero volver y volver. Acá estoy…creo que voy a seguir con vida al menos hasta un plato de todo lo que alguna vez he intentado como irme de mi vida.

 

El hecho de tener niveles vitales tan distintos en este momento me hace pensar. A pesar del peso de la soledad y de las piedras de madera en las cosas que intenté proponer. Veo el mundo hoy y me resulta una cuestión de estatura. Me parece que siempre hay una relación. La soledad es la frase que nacimos con. Ahora ha tenido un reparo, y las dos son las mismas. Sola no me duele. Solo me gusta esto de: No tener nada en claro.

 

 

1 pensamiento en “NO TENGO NADA EN CLARO”

  1. Las situaciones vividas nos abruman los días,nos levantamos sin un
    Propósito y pensamos: Y Ahora Que? Y en cierto modo cada año qué pasa el “No Tengo NadaEn Claro” aumenta.El peso de la Soledad pudo más que lo que intentase proponer, dejando al descubierto los niveles vitales y ver al mundo
    Hoy resulta una cuestión de estatura.La vida nos enseña que la motivación está en ti, haz, continua proyectándote en lo que tú sabes. Interesante Francis. Saludos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *