SE PERDIO EL VALOR (Dedicado a los hombres con valor y principios)

POLÍTICA

SE PERDIÓ EL VALOR (Dedicado a los hombres con valor y principios)

Por Francis Berti

Quien no ha visto las películas o leído “Los Miserables” de Víctor Hugo. Hoy me atrevería a decir que muy pocos. En una de tantas de ellas (en lo personal recomiendo ver la 1998)  hay un personaje que resalta todas las virtudes que un hombre demuestra llevada al extremo, el valor de la conciencia, la razón, la misericordia unida al valor más supremo que es la vida. Lo rescato en estos días de tanta mediocridad mental y principios por el orden y la responsabilidad.

Y no es la figura principal de la obra, pero sin ella nada tendría sentido, por lo menos para mí. Y es el Prefect Javert, aquel inspector que persigue y busca y observa y analiza sus actos durante años su objetivo a través de toda Francia. A quien todos miran como un héroe de la misma (obvio sin sacarle su merito) Jaen Valjaen. Hay una escena maravillosa al final cuando logra que se entregue y en un carruaje sobre la vera del rio Sena cuando ya apresado de años de perseguirlo y haberlo observado en todo el bien que ese hombre derramo sobre los otros, (estamos hablando en los comienzos de plena revolución francesa) Pero hacía mucho tiempo había robado unos candelabros para comer. Logro apresarlo y yo lleva a la cárcel.

Prevert en su conciencia sabe que Valjaen no merece castigo tal, pero el debe cumplir la ley. Y esto lo traumatiza. Como resolver semejante dilema sin quebrar la ley. Alli nace el valor de un hombre. Eso es un hombre. ¿Existen hoy? No, claro que no. Por ello lo rescato a Prevert de toda la novela. Hace detener el carruaje en plena noche neblinosa junto al rio Sena, se baja se sienta en un banco comienza a escribir en un papel. Luego llama a uno de sus subordinados, le pide que lo saque a Valjean del carruaje y le entrega la misiva al soldado con indicaciones.

Y les ordena a los custodios que se vayan. Le saca las esposas le entrega el papel a Valjean y le dice- Eres libre- Sin comprender ni comprender Valjean comienza a caminar. Prevert se coloca las esposas y ante la mirada atónita de Valjean se arroja al rio. Resolvió con el acto de un verdadero hombre lo que su razón le dicto, cumplió con los dos actos que liberaba a ambos.

Esto me lleva al hoy, me hace reflexionar en mi actuar, en mi hacer, en mi caminar, en observar con el mayor de los cuidados cada acto por hacer por pequeñísimo poder que se me pueda otorgar. Y a al mismo tiempo tratar de encontrar un Prevet por encontrar, Prevet por nacer, Prevert que nos iluminen. No hay, quizás sí.

 Pero tan rota la sociedad que las luces distorsionan absolutamente todo. Y esto es para todos, para todos los actos que cada ser humano realiza, va a hacer o ya han dejado de hacerlo irrespetuosamente. Hinchados por el herrumbre de la comodidad o delgados por el correr detrás de nada de promesas. Porque el recurso, el espíritu, el fuego y el poder, son como lo hacen y haya. Y no son demasiado buenos para sus brazos de belleza; eso, quizás los brazos de un sin fin. Aunque no crean.

Así nos hacen y así nos ejecuta. Aunque hayan pensado que se dieron el triunfo, que una etapa cerró, ya es hora de ver como queda todo. Y todo siempre queda igual de abusivo. Nos aprovechamos, y nos abusamos más. Si no se puede hacer para lo que uno quiere. Por mi parte seguiré colocando alas.