SENTADOS EN LAS AGUJAS DEL TIEMPO
Por Francis Berti
Ya nada se siente superficial. Ya nada vibrar como superficial. No puedo pintar, escribir o hablar superficial, porque cuando está alli y se la ve, se la percibe como los perfumes de las imágenes flotando, permaneciendo onduladas en los traviesos minutos que se esconden y desaparecen entre las horas, el sol, los sillones y las voces humedeciéndose una sobre otra y los silencios de gritos ahogándose desesperados por rozar los sabores de la piel desesperada. Todo. Absolutamente todo se enchina, se embriaga, se abraza y en un solo acto se envuelve y en un solo cuerpo inmenso que se profundiza sin grietas sin quiebres, en aquello que sin poder ponerle un nombre, se nombra, se asombra, se asoma, se ilumina y quitecito permanece inalterable, imborrable, infinito en una sangre de puntos sin espacios y sin finales. En el tiempo, en el destiempo, en el sin tiempo…ya no corren las agujas de los relojes, solo nos llevan en ellas paseándonos por las horas, los días, y si, nos llevan por la vida misma. La misma en nosotros.