SIN PRINCIPIOS
Por Francis Berti
En un sin principios…En esos empujones de lo sobrenatural que agarramos por naturaleza de creer que somos lo apetecible por el conjunto de brillos escogidos por el azar, se nos paralizan los espermas óvulolizados nos nacen impregnados de nuestros rostros vagos y callados.
Y esa es nuestra herencia, la única y verdadera. La estructura de la vaguedad es nuestro primer lenguaje, el mapa genético de la indecisión. Nacemos con el eco de un silencio que no es de paz, sino de pregunta no formulada. No somos la suma de nuestros deseos, sino la resta de nuestras acciones. Los rostros que heredamos, esos que nos miran desde el espejo con una familiaridad inquietante, son el testamento de todas las oportunidades que no se tocaron.
Pero es en esa misma vaguedad donde se esconde el único camino. Porque en el momento en que todo es difuso, cuando la razón se convierte en un laberinto sin salida, el salto de la sinrazón es la única respuesta posible. No se trata de un salto de fe, porque la fe ya es parte del juego de los brillos. Es un salto de la nada a la nada, un impulso visceral que ignora la lógica de la causa y el efecto. Es en ese instante de pura insensatez que el rostro vago que nos habita por fin se desdibuja, no para convertirse en uno nuevo, sino para desvanecerse en el puro acto de ser. En el vacío de la sinrazón, el principio deja de ser un pasado para convertirse en un eterno ahora.
Esterelatoesdeesosquenoparasdeleerporelincreíblesensoriosentido ese el de la sinrazón eterna …
En un sin principlos
nacemos con un código de un códice que aún no se manifiesta,la indecisión presente en el mapa genético , elimina todo lo que crees que eres, es volver a nacer, perder tu antigua identidad y alcanzar una nueva visión de la vida.,superar la neblina y saltar el ego y sin pensar ir al ahora, no para convertirse en uno nuevo, sino para desvanecerse en el puro acto del ser,el principio deja de ser un pasado para convertirse en un eterno ahora. Gracias FRANCiS, los procesos del saber ser,la plenitud siempre está aquí y ahora.