Ir al contenido

UNICIDAD, SOLO PARA POCOS

UNICIDAD, SOLO PARA POCOS

Por Francis Berti

En mi vida siempre he disfrutado de largas conversaciones silenciosas y las largos silencios llenos de palabras que entrecruzo en los bodegones de paredes desnudas donde los huesudos ladrillos muestran sus cicatrices. En una oportunidad entrelazando palabras a mi acompañante de se le cayó una palabra de sonido que no había escuchado nunca “Unicidad”. Mientras el ámbar de mi vaso no deja de fluir, nueces, pasas de uva rubias como los cabellos o azules terrones de roquefort para mis gusanos intergalácticos a mis pies esperando órdenes compartidas de partir.

Y en ese acontecimiento la palabra que se le cayó a mi interlocutora que recogí antes que en el suelo desparejo por serlo o mi visión a esas horas donde los relojes desaparecen en cuanto la atrape en mis manos, como haciendo malabares…chisporroteó un instante y todo fue “unicidad”. Y esa palabra que había oído por primera vez me transportaría a un nuevo paradigma de miles de líneas que no había visto, no había sentido, no me habían acariciado como jamás nadie lo había hecho.

 

Y esa palabra que había oído por primera vez me transportara a un nuevo paradigma de miles de líneas que no había visto, no había sentido, no me habían acariciado como jamás nadie lo había hecho. Por ello comencé a prepararme como nunca antes por lo que era algo que conmigo nunca había oído y sin duda a partir de esa nueva perspectiva ocular emocional tuve que transformar mi actuación, crear a una persona independiente de mi de todos los sonidos y tomar decisiones desprevenidas que me despertaron y hicieron sentir el panorama a mi alrededor. Por un instante sentí el tipo de mezcla que una enfermedad cerrara al alcance, puestos las muchas relaciones de mis labios y me obligó a cuidarme de lo que el lado derecho de mi alrededor estaba oído por ellos y no por mí.

 

Me había convertido en un verdadero canciller según el destino pidió. Al día siguiente, ¿Cómo lo hice? Participé activamente en la conversación que me trajo la sensación de participar en una vida que no conocía. Para ello subí al reloj, invité ver un álbum de collages extraños por belleza, canté música en vivo sin pretextos, me hice juglar, siempre como si fuese la primera vez, me fui al teatro y, una vez a la semana de una hora, veo mi rostro desdibujado en la pantalla desconectada.. Ya no tomo el teléfono, lo dejo dormir. Me apela a una vida que me sigue llamando, la enfermedad no perdona a nadie. Hoy siento perfumes de avena humedecida en una vida plena, me da la sensación de entender las cosas, reconocer las terribles frases que no me gustaban, los tabúes que eran mis huellas más importantes y que, por ellas, volvieron de vez en cuando con ella. No soy un excesivo, no estoy traicionando el gran sueño, alguien vino a brindarme de una manera totalmente secreta sin autorización y el hecho de que no lo haya hecho es una descapotable críticantante de nobleza. He aprendido a escucharme, a no caer en el contacto doméstico y a superar el pensamiento de cosas impagables. La célula es la fuente de la unicidad que no tenía. Demás, una discapacidad mucho más sangrante para mí es la de no saber cómo me dedicó a una inteligente palabra que casi la pierdo camino al suelo oscuro de toda la luz.

La poderosa unicidad es el punto de visión al que están bienaventurados condenados quienes se arriesgaron. Todos sus sinónimos fundidos en ella. La unicidad es la cualidad de seres únicos, irrepetibles, singulares. Unicidad puede referirse a todos ellos términos. Debido a esto, sea al término referido como existencial.

 

1 pensamiento en “UNICIDAD, SOLO PARA POCOS”

  1. Unicidad palabra que surge en m i pensamiento y que no había escuchado nunca, producto de los largos silencios en soledad, aumenta la actividad asociativa de mis pensamientos y pasan de forma única de una idea a otra, presentándose estas en una sucesión rápida. La unicidad es la cualidad de seres únicos, irrepetibles, singulares, refiriéndose a la existencialidad de cada uno. La célula es la fuente de la unicidad que no tenía.
    Lo que sucede en nuestra vida tiene un propósito y nosotros somos los responsables de ese propósito.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *