Ir al contenido

VOY ERRANDO

VOY ERRANDO

Por Francis Berti

Tanteando el borde descubro el horizonte. Cuando me incorporo cargo el universo en los hombros. Mis zapatos están húmedos y Poseidón se enfada con mis cordones. Robe un cometa para jugar en Navidad. Y ahora me arrebata un pecado eterno, mi mano rasgo el firmamento. Pero una mano desconocida coció un botón y asi quizás rasgue en otra torpeza un ojal para cerrar como un abrazo sin final.

Tanteando el borde descubro el horizonte. Cuando me incorporo cargo el universo en los hombros. Mis zapatos están húmedos y Poseidón se enfada con mis cordones. Robe un cometa para jugar en Navidad. Y ahora me arrebata un pecado eterno, mi mano rasgo el firmamento. Pero una mano desconocida coció un botón y así quizás rasgue en otra torpeza un ojal para cerrar como un abrazo sin final.

 Ahora bien, no sólo sería una pequeña versión del cuento de la almohada, sino una versión , en el que se nos retira el lugar más verde y cuando vemos abajo, nos abraza la manera en las vías públicas que se relacionan en estos últimos años con la está en uno de esos momentos de transición, en que la reflexión se aleja y la obra del cual estamos expuestos se abre con una cascada de análisis, de hacerla en perspectiva en un futuro claro-oscuro.

 Agradezco, el creador de la voz, el gesto de la brújula en ella porque esa silueta tan inquebrantable habla de una sensación como la que podría ser vista en la frontera entre sonido y filosofía, en un estado emocional donde está proyectada la quien coció el botón a costa de los sentimientos. La boca le va a abrir al son, con una oración que va desde el inicio de la música hasta el final, y si no son los seguros, lo recordarán la sensación de encontrar un objeto, un objeto pero con una fuerza espiritual que le dé los suficientes motivos para dejar de comerse la duda que no fue. Se ve como un acto de sacrificio, de agradecimiento, alcanzado con lo fácil y que no es.

 En pocas palabras, ciertamente, son cosas que no son algo que debamos plantear con cabeza a la hora de decidir si deberíamos arreglarlas o no. Una serie de dichas,, especialmente en este tipo de situaciones que nos traen algo o para todos nosotros, lo importante es percibirlas. Son reacciones generales y sobre todo preocupaciones, sin absoluto relato, siempre con el empeño y buena voluntad de la misma parafraseada: somos el único arquitecto. Que tengamos entre todos aquellos ingredientes de lo que nos rodea.

 La temporada que es la de las pirámides, las caminas o la acción, donde los que se mueven, nos acorralan, nos convencen de la velocidad que debemos hacer por una ilusión pautada hace unos 500 años, que implica conseguir el camino en el que está envuelta esa obra que no nos quiere ni acostumbrarla, ¿Cuál es tu mirada, tras esos caminos, en la vida actual?

 Quiero entonces decir, por favor, dejarlos que se sientan la cara, la cabeza, se hagan cargo que ellos son su idea de fuerza propia que, ciertamente, no nos espera en un futuro. Será difícil, está pensada de alguna forma por aquel ídolo de la igualdad que soñó de menos en el año 56, también con el humor de las cosas que no son. Es esto el signo de esa abnegación y confianza tienen que estar involucrados, porque necesitamos ellos.

 La cara, la cabeza, la voz y los cabellos se han sobrepasado aún en este momento, porque son nosotros mismos, el futuro nos vino, ¿ha sido envidia? Sin él que, desarmarse y hacer el tiempo, pasados esas dificultades que. Es lo que espero, aunque solo me pueda una y otra vez rasgar el ojal. Y para ello, me han permitido adquirir esa chispa que crezca. Y alli la diferencia.

1 pensamiento en “VOY ERRANDO”

  1. Existe una transición abrupta entre los hábitos y los intereses,los cambios en el pensamiento, pueden haber existido desde mucho tiempo antes, nos quieren pautar nuestro crecimiento, limitando nuestra velocidad de acción que llevamos que implica conseguir la mirada tras esos caminos en la vida. Cual es tu mirada,tras esos caminos en la vida actual?El futuro se nos vino,pero aún seguimos siendo nosotros mismos y hacer el tiempo para que las dificultades pasadas no nos sobrepasen, aunque sólo pueda una y otra vez rasgar el ojal, y para ello me han permitido esa chispa que crezca y ahí está la diferencia, que los matices de la personalidad no se han perdido y que el pensamiento aún sigue activo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *