YO, EL INSTANTE
Por Francis Berti
¿Cuándo tomamos conciencia que somos el instante? No busquen esa respuesta, no está en ustedes y está en ustedes al mismo momento. Una correlación de sucesos imperceptibles nos indicara cuan el “yo, el instante” se presentara. Segunda pregunta ¿Para qué? ¿Cuán y cual de importancia debiera tener en cada situación? Y aquí vamos; que atención nos prestamos y cuanta atención le prestamos, le entregamos con absoluta confianza a los sordos de los yo deambulatorios expectantes de robarnos la atención, de quedarse con nuestros instantes, de ese “yo” que anteponemos entregándonos con absoluta confidencialidad de aquello tan simple como es decir no tengas dudas. Ese es el Instante del Yo antepuesto, y no hay que hablar ¿o sí?
¿Cuándo tomamos conciencia que somos el instante? No busquen esa respuesta, no está en ustedes y está en ustedes al mismo momento. Una correlación de sucesos imperceptibles nos indicara cuan el “yo, el instante” se presentara. Segunda pregunta ¿Para qué? ¿Cuán y cual de importancia debiera tener en cada situación? Y aquí vamos; que atención nos prestamos y cuanta atención le prestamos, le entregamos con absoluta confianza a los sordos de los yo deambulatorios expectantes de robarnos la atención, de quedarse con nuestros instantes, de ese “yo” que anteponemos entregándonos con absoluta confidencialidad de aquello tan simple como es decir no tengas dudas. Ese es el Instante del Yo antepuesto, y no hay que hablar con eso de que no es el momento de reaccionar, ese instante, es el instante.
Nadie ni nadie tiene todas las horas y ninguno tiene la última hora y ninguna última semana. No hablaría de la viabilidad de las últimas horas, sino de la vía de la vida. No hay problemas que van desde el instante hasta el alma. Al instante ni desde el alma. La relación entre el instante y el alma es divina. La relación entre el instante y los otros se hace en el presente, es una relación con el pasado, con lo que “yo” mismo hemos vivido. El amor y la gratitud, la estructura, el diálogo, las palabras, las palabras que no se hablan, que se dan, y que no son ellas y es la misma que hoy leo, es la misma que podemos hacer, es la misma que no se puede hacer sin el instante, es la misma que no tiene cabida en el presente. Ojalá el amor haya dos momentos. Una minuto de amor, una cita, una esperanza, un momento de atención, una solución y una relación que sean totalmente comprometedoras. La libertad siempre nos está provocando, antes de la toma de decisiones, antes de expresar o participar, antes de hacer actos, antes de realizar actos, antes de comenzar, antes de cumplir, antes de cumplirse, antes de cumplir, y esto nos va a convocar a todas las acciones. Quizás yo le dé voz a esta historia con un acto de mí y a todos aquellos que he envuelto. Abrirme y ponerme, que tengamos ese momento para discurrir en el futuro, a poner a prueba las prácticas y esta experiencia en lo que yo quiero construir y construir un futuro más largo, junto a cada “yo”, El instante”. De esta forma, me hago responsable del castigo y del beneficio si los hubiera, caminando distraído solitariamente en una ciudad, y en un mundo que se resista a ser “El nido de las teorías”, o como decía Cortázar “El basural de las explicaciones”.
A ser sincero y soñando paz, para construir más instantes que adoquinen con suavidad, con que el mundo sabe disponer. En esta iluminada trayectoria del diálogo, nos estamos conectando, hablando, de esto en este momento, es esa iluminada trayectoria del diálogo, nos estamos conectando, hablando, de esto en este momento, es esa iluminación que queremos trabajar. Desde lo personal, hablamos de esto en conjunto. Ya lo estaban señalando, de la fuerza del valor y de la palabra, de la transparencia. Cuando queremos transparencia, de verdad y verdaderos problemas, tenemos que ponerla en base a la verdad, la verdad de los problemas, la verdad de los problemas y yo, por quien soy, quiero decirme y aprovechar mis entendimientos, porque tengo entendimientos, para poder construir esa transparencia, a través de discursos que contengan las corrientes, las heridas, las transformaciones, las fronteras, que transgreden la cosa, y que el problema, para mí, no es a quién manda, ni a quién contrata, ni quién no contrata.
Que es algo muy parecido, que hay que los prioricemos, y porque no existe quebranto sin dolor, que hay que buscar. Y la próxima frase no solo es misa, no es otra cosa que un pequeño rato de reflexión. En esa reflexión de hoy, pienso en mi propia libertad y hago una inflexión donde yo digo soy mi instante que soy hoy, que el problema es que tanto descarte del descarte no debiéramos ni merecemos ser. Solo Yo, El Instante. Y si lo descubres habremos o habrás encontrado que nada duele persa, solo unos tontos que creemos que todos no pueden vivir sin nuestro instante. Les puedo asegurar que si pueden. Pues no son más ni menos que el “Yo, El Instante”
Yo. El instante.Cuando tomamos conciencia que somos el instante, cada momento, cada instante es único. El yo es la parte del ser que evalúa la realidad a través de la percepción y la memoria, es el intermediario entre el mundo interior y el exterior,mediante la evaluación de la realidad, formamos síntesis de experiencias.Nuestra libertad, nos permite inferir, sacar consecuencia de esos instantes de conexión, en la que a través del diálogo nos conectamos y hablamos, dándole fuerza y valor a las palabras. Nunca fuiste un ser continuo, siempre fuiste instantes de consciencia.Me gusta esta cita de Marco Aurelio, al respecto dice: El hombre vive sólo el instante presente. Lo demás ya es pasado, o no sabemos si sucederá “.