AQUELLO QUE NO PUEDES LEER (TATTOOED ON YOUR BARE BACK, POEM)

AQUELLO QUE NO PUEDES LEER (TATTOOED ON YOUR BARE BACK, POEM)

Por Francis Berti

Aquello que no puedes leer. Con el reflejo de la luz de neón que encendía y apagaba, fueron esos segundos donde me iluminaba dos o tres palabras que me permitía agregar tres o cuatro palabras a tu cuerpo , que cambiaba de colores a gusto del color de neos que me  ofrecía una variación en el relato. A tu espalda desnuda de sueño. Y en esas curvas paralelas toda tu historia relataba. Se hundía mi grafiti. Cada oración con o sin nexos coordinantes se unión hasta los puntos donde cambiaba los hechos más labiosos que me secaban el aliento. “Aquello que no puedes leer. Con el reflejo de la luz de neón que encendía y apagaba. Piel de seda líquida, cambiante espejismo. Fueron esos segundos donde me iluminaba dos o tres palabras. Un secreto en la sombra de tu constelación fugaz. Que me permitía agregar tres o cuatro palabras a tu cuerpo. Trazos de deseo incandescente en la penumbra violeta. Que cambiaba de colores a gusto del color de neón. Rojo  en los labios entreabiertos, un silente. Que me ofrecía una variación en el relato. Verde selva en la curva de tu espalda, un misterio antiguo. A tu espalda desnuda de sueño. Un mapa de lunares como islas prohibidas, esperando ser descubiertas. Y en esas curvas paralelas toda tu historia relataba. El valle tibio de tu columna, un río secreto que desemboca en el deseo. Se hundía mi grafiti. Dedos que danzan lentos, explorando texturas desconocidas, geografías prohibidas. Cada oración con o sin nexos coordinantes se unió. Un suspiro cálido y húmedo en el silencio denso, como el aliento de una bestia exótica. Hasta los puntos donde cambiaba los hechos. Labios que invitan a un viaje sin retorno, a uno  prohibido. Más labiosos que me secaban el aliento. El sabor salado y dulce de tu piel, de una flor nocturna. Un roce que enciende la sangre, un fuego ancestral. Ojos que brillan como obsidiana líquida, atrapándome en su hipnótico hipnotismo. El eco de un gemido ahogado en la noche, un canto salvaje y primitivo. Un temblor que recorre cada fibra de mi ser, un terremoto silencioso. La noche huele a especias lejanas y a ti, una embriaguez que nubla la razón. Un secreto ancestral compartido en la oscuridad cómplice, un pacto tácito de piel y silencio.” Y la lava entibiada salió despacio antes del final y borroneo las últimas palabras…tan solo invitaba a continuar.