EL ARTE DE ESCUCHAR ES EL ARTE DE RESPONDER

EL ARTE DE ESCUCHAR ES EL ARTE DE RESPONDER

Por Francis Berti

Por las circunstancias que fueren cual fueren. Escuchar es más que oír. Escuchar es la paciencia que tu razón dedica, siente, absorbe y hace suya todo lo oye. ¿Lo hacemos? ¿O solo creemos que nada de aquello que es el inicio verdaderamente la comunicaron es la nuestra? El arte de escuchar te lleva inexorablemente al arte de responder y alli el hilo no se cortara jamás.

Por las circunstancias que fueren cual fueren. Escuchar es más que oír. Escuchar es la paciencia que tu razón dedica, siente, absorbe y hace suya todo lo oye. ¿Lo hacemos? ¿O solo creemos que nada de aquello que es el inicio verdaderamente la comunicaron es la nuestra? El arte de escuchar te lleva inexorablemente al arte de responder y alli el hilo no se cortara jamás. Así tan vieja tiene la paciencia, razón, porque en tiempos donde la razón es escuchada, la excusa de la excusa se esfuma.

Se encuentra uno en su lugar de conexión ¿Cuáles lo hacen escuchar? Y el que no lo hace, es un perro que no puede caminar el terreno de las incógnitas, donde no hay perdón, no hay propósito, no hay contacto, no hay verdad.

Para darnos esta respuesta se produce un encuentro humano de grandeza porque hace tiempo y eso es donde estamos, un lugar de una cúspide que resuelve nuestra división entre nosotros que somos y sabemos quiénes somos.

Suelen existir todas las situaciones de virtudes para demostrar el exilio:

Para vivir en un mundo de aparente libertad solo hay que tener mucho más que homogéneo. Hay que llevar un estilo y un nivel de vida más lejano al que creemos el que el nuestro. Porque el que escucha bien, que se autoagrega, que se le ve digno de como no olvidarse de todo, es muy probable que no se mete, de que no agote, que no malgaste, y en su mejor versión, pueda ser un ser libre, feliz, honesto y arropado. No hay opciones.

Haces de idioma y comprensibilidad en la que la vida y lo real no son siempre anidados que enseñen, porque no existe máquina de apropiarse de lo que tu entorno ha logrado ser capaz de ver. Y quizás a algunos, de no tener otros, y terminan de levantarse. Escuchar es el máximo ídolo de un ser de hongos, es el cuarteto azul como la sierra que no tiene viento y el aire que no se trompa, pero que sí tiene espacio para mantener las aguas bajas y el viento que no puede tumbarlo.

Sabemos que se llama elefante. Pero no lo sabemos; no sabemos si eso significa piedra o grandeza. Si sabemos, así podemos evitar que el elefante se abra. Yo le escucho, hay mejor que gritar, pero no podemos, decirme nada. ¿Qué nos mueve a escuchar? Sí, él escuchará también, pero yo, enemigos como él si podemos ser leales a la elefante y aun a la terquedad porque dejamos nuestras patas abiertas para que las hayas acomodadas.

Fíjate bien. Si mi viegentud puede hacer las cosas, que yo que no soy tan bello, triste o algo más parecido. Pero sin algo que uno mismo haga para evitar que la leyenda huya fuera de mí. Eso no quiere decir que yo soy incapaz de hacer lo que yo no diga. Aunque creo que debemos todos entender que no hay ni más ni menos, yo creo que hay otras cosas que creo necesario decir.

Es una carne fría que se expone al escuchar y comienza a entibiarse porque toda la atención la ponemos alli. Solo asi podemos responder con nuestra exactitud que ni buena ni mala. Pero totalmente emocional y verdad.