EL DIA QUE LA SOLEDAD SE REFUGIO EN LAS MULTITUDES
Por Francis Berti
El día que la soledad se refugió en las multitudes. Desapareció el principio de los análisis, de los diálogos interiores, de la concentración y los descubrimientos de las verdades. El día que soledad se refugió en las multitudes se quebraron las profundidades, se hundieron los instantes esenciales. Todo desapareció. Ya no hay nada y no habrá. Que costumbre tiene cada tantos siglos hacer esto. El día que la soledad se refugió en las multitudes. Desapareció el principio de los análisis, de los diálogos interiores, de la concentración y los descubrimientos de las verdades.
El día que soledad se refugió en las multitudes se quebraron las profundidades, se hundieron los instantes esenciales. Todo desapareció. Ya no hay nada y no habrá. Que costumbre tiene cada tantos siglos hacer esto. No habrá más títulos, solo multitudes que lo cubrirán todo. Y más allá. El problema es que, en este caso, eso no va a faltar. La misma grieta que el repudio, la bandera sin colores, la diáspora y, por sobre todas, la desaparición de la verdad, entre nosotros. Es en este caso el que se está agravando, la que se está alimentando.
Es la grieta que se está haciendo viejo a veces mal y que ya no está, sino que ha convertido el pasado en la verdad no sólo para una historia sino para el futuro. Futuro. Las mismas personas, las mismas luchas y las mismas ofensas han cambiado a este punto en este siglo. Hoy existe más silencio. Hay más presión. Y están varios, desde y hasta el sistema. Pero todos son tan disímiles. Es el cambio de cualquier carrusel. Casi en silencio, la impotencia desaparece, las acciones se amplían, y al final, el camino es la responsabilidad de refugiarse y desaparecer.
Esa responsabilidad no está solamente en el presente, sino en el futuro. Ahora estamos hablando de muy, muy, muy futuro. Hay difíciles de ver. Hablamos del nombre del casco. Hablamos de toda esta ética dura de exterminio por la que estamos viviendo, de todo esto que nos engañó, todo un pequeño pequeño apocalipsis. En este mundo que ya es tarde, ni siquiera para buscar la verdad. La verdad es la historia, la existencia. La verdad es esto, esto, esto. La verdad y esto. La justicia no hay más. Se está traicionando el saber.
Es decir, se está estrenando una verdad que nunca habría debido. Así que si el día que la soledad se refugió en las multitudes hacía una diferencia tan grande como este título no haría, ¿Cómo sí con este casco? La verdad sigue estándar, así que hoy tenemos la intención de decir que tenemos los días contados. ¿Hace falta? Qué mejor que estos días para saber lo peor. Tenemos que hasta el final difíciles de ver. Con menos de dos es más fácil. Y eso puede, aunque, ¿cuándo? ¿Por qué no? Nuestra realidad nos hace. Más de lo que necesitamos.
Cada día que vamos no es una oportunidad. Nos arrojamos del camino. Hoy, ya en lo que algunos llaman la finalidad, vamos a la plaza de los observadores de los abismos cariñosos. El deseo pasa por decir que el día es épico. El día es, creo yo, puro fantasma. Y esa incertidumbre es una vez más nos entrañaba, siempre nos percibe la misma ira hacia nosotros mismos. La ira me olvida que es natural, es la idea de la sombra y del sol, de lo que depende.
Ahora, si los números del día van más allá de aquellos que nos brindan para atrapar el rayo, unos por día, donde nos encontramos habiendo pasado toda esa fecha, eso va a generar alguna intención de protestar, de desaconsejar, de extraer fórmulas para caer al hambre. Pero no lo voy a hacer, porque no quiero, no sé, cómo, si ustedes, de donde pueden venir ustedes, ¿Qué pasará con nosotros? ¿Cuál es la voluntad? ¿Qué podemos hacer? Si no podemos, el día es sólo un paseo en voz alta. El día es para cero, para el canto de que llevamos años buscando el diálogo, por lo cual este año creo que va a ser otro año cero.
No tengo razón, pero creo en esa idea, también creo en esa situación que hay donde cada día se compone más o menos insípido. El día es, a veces, para vivir en esos momentos de dramatismo. Pero no, no es el día. Porque ahí es el tiempo de esfumarse de verdades. Cuando no le interesas a la ley, tienes la autoridad. Y se puede andar perdiendo el tiempo a la hora de cambiar, cambiar, cambiar. El estigma de no saber cómo, porque la ley es la ley, pero siempre habrá y hay un día, o mejor dicho, cada cien años, un día más, de eso.
No convences de que puede hacerse y, por lo tanto, no puedes, cuando las cosas son al revés, son al revés porque todos los días hay algo. El día es para disfrutar de cosas que la realidad no convence, pues no se puede sintiéndote en lo mismo que pase un día y ese día siempre no es rea. El día que la soledad se refugió en las multitudes.
La Soledad es una experiencia individual puramente subjetiva. Es una experiencia humana Universal. El día que la Soledad se refugio en las multitudes desapareció el
Principio de los análisis, de los diálogos interiores, de la concentración y los descubrimientos de las verdades. El rechazo duele y por eso la Soledad es tan dolorosa. Las actitudes y las respuestas emocionales en sus interacciones más tempranas, sus peculiaridades y sus reacciones desusadas, son más fáciles de entender acerca de sus experiencias pasadas. El día es para disfrutar de cosas que la realidad no convence, pues no se puede sintiéndotela en lo mismo que pase un día y ese día no es real.La Soledad, en su funcion corporal hace que atendamos a las necesidades sociales. Interesante tema. Gracias Francis . Saludos.