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GASPAR HAUSER

 

GASPAR HAUSER

 

Por Francis Berti

 

 

Cuanto menosj hablo mas historias se envuelven y acurrucaditas como pichón e’ paloma se me asoman pa’ piar. Y lo que digo de paloma viene a cuento de un viejo marinero que paradito en la tranquera me hacia seña pa’ pasar, tenía que dir abrirle, e’ respetuoso nomas. Gáspar Hauser se llamaba. -Come esta amigen- me decía. – Ande nomas, pase Don Gáspar, y ya rumbeando pa ´el palomar a buscar pichones…-El me decía -mi gustar mucho. El trato era simple. Pichones por café…A él le gustaban los pichones e´ paloma y pa’ mi un lujo el café. -Un maguinego siempre bebe café,-repetía, -¿y uste que hacía en un barco? -Porque mire que esta lejo el mar de aca, tan lejo que ni yo conozco…Mi amigen, yo tripulación de un boot, un sumergible. En la guegrra, cada tantas hogas había que saligr a superficie y ega egmoso. Como cuando uste que cuando cabalga baja y sube, su caballo ondula entre olas vegdes. -Que tragedia la guerra no, le dije. -La guegrra…la guegrra…me decía como recordando. Lo tegrrible de la gegrra no es moguirg, Lo tegrrible es vivigr. Porgque echa no se va de mi. Aquí, veo las olas vegdes de los campos ondulados, y grespigo en la llovijna como si salpicaga la sal del magr. Y uste como un maguinego más bebe café conmigo…Se fue sus pichones, me dejo el café y un poco de magr, como lo pronuncia él.

 

 

 

 

 

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