NADA, SOLO TRES SEGUNDOS
Por Francis Berti
Sentados en unas desvencijadas sillas de paja trenzada junto con mi amigo Walter Rego, él refugiándose en la sombra de un poste de luz. Los dos esperando que la noche calurosa venga y nos traiga los whiskys. En el silencio de nuestras conversaciones y las ruidosas pitados de nuestros cigarros. Me dice;- El presente solo dura tres segundos, no más. No hay mas, se lo devoro el pasado-y continua;- o ¿quieres meterle la mano en su garganta a riesgo que la mastique? ¿O si logras sacarlos y meterlas en una latita oxidada de conserva de tomates que comíamos de chicos como postre, y que solo las oxidara más? Y agrega, mientras la botella se ponía blanca. ¿Las guardaras para construir un futuro inexistente? Impreciso de tres segundos.
Sentado en unas desvencijadas sillas de paja trenzada junto con mi amigo Walter Rego, él refugiándose en la sombra de un poste de luz. Los dos esperando que la noche calurosa venga y nos traiga los whiskys. En el silencio de nuestras conversaciones y las ruidosas pitados de nuestros cigarros. Me dice;- El presente solo dura tres segundos, no más. No hay mas, se lo devoro el pasado-y continua;- o ¿quieres meterle la mano en su garganta a riesgo que la mastique? ¿O si logras sacarlos y meterlas en una latita oxidada de conserva de tomates que comíamos de chicos como postre, y que solo las oxidara más? Y agrega, mientras la botella se ponía blanca.
¿Las guardaras para construir un futuro inexistente? Impreciso de tres segundos. Ninguno me da la oportunidad de comer algún desprendimiento. El mismo Walter quiso comer uno de esos tres segundos. Con lechuga y queso a la lechuga. Me acuerdo de leer esa noche que en uno de sus diarios de cuarto se leía lo siguiente: Por sus diferencias que jueguen si pueden. Y uno de los pocos que encontró algo para seguir en el camino, y, por lo tanto, se hizo feliz, fui yo.- ¿Por qué hiciste esto?- porque solo sabemos escuchar. Escuchamos; Walter sentado en una silla de paja. Walter abrazado frente a mi presencia. Walter volviendo al pasado. Walter llevando a su ego. Sin darme cuenta.
Si uno es analfabeto, así es visto que todo lo que escuchamos nos producen hoy, así podemos sentirnos libres y felices. Algo, que no necesariamente es gratificante, porque es insensato. Pero sí demuestra que sólo somos nombres que traen sinónimo o proximidad. No hay nada de gracia en esto, y aunque nos guste o no, ya no se trata de nuestra arma de destrucción. Todo termina siendo una causa, y no una solución, como se dice. Sólo lo del futuro es el presente, y, sin embargo, es así porque, desde el punto de vista humano, el el presente es lo que nos permite construir el futuro. Sí, es imposible. Los hombres son traídos por la imaginación.
Hablamos del tiempo y eso nos lleva a ser unos lobos que merecemos una tumba de silencios, para oír y sentir esta maravillosa cantidad de sensaciones que siempre han sido creadas a partir del ser y la mente. Muchos años después, el cerebro trae lo que conocemos hoy como, mejor dicho, hoy, una cantidad más alta de sensaciones que es posible en los viejos momentos y las mayorías son o no graciosas. Y no la que creas que te voy a escuchar si sos feliz. Si es lo que quieres, escucha, ¡ya no es hora! Tienes la posibilidad de disfrutar con una sonrisa y una sonrisa, o el orgasmo de un bicho que vino desde el otro lado del mundo, te ha desalojado la tristeza y la ira, porque cada encuentro, cada escena, no hay violencia, no hay odio.
En las grandes ausencias hay una sonrisa, en los grandes silencios, en la mochila de un pequeño humano del pasado en un mundo donde esa ausencia es otra cosa. Ya eran dos las botellas blancas, y bueno porque no una tercera para que los tres segundos se completen-dijo Walter. No la que escuchas.- ¿Y fue así?- Claro que sí, saberlo. Pero me ayudó, no sé qué decir sobre quien soy.- Nunca se lo explica nadie.- Estoy mirando la tierra, verlo rompiendo. O sea que, si una botella no escucha, las botellas olvidan su primera palabra. Cuando desafiante ya pasaron sin escuchar, y ella no ha podido decir: Se puede. Si, quizás tres segundos fueron demasiados.
NADA, SOLO TRES SEGUNDOS.Con mi amigo Walter Rego, sentados en unas desvencijadas sillas de paja trenzadas,acompañándonos dos vasos con wisky y cigarros.A través de evocaciones y con breves descripciones , hablamos del tiempo, de las ausencias que hicimos presentes entre sonrisas y silencios, recuerdos de la niñez, del disfrute de lo sencillo, se nos olvidó que la vida es un ratito, ya eran dos botellas blancas, cuyo contenido nos había acompañado,efímero y volátil el tiempo nos regaló trés segundos, para valorar el presente.Nos quedó una tercera botella, para los tres segundos que completen dijo-Walter-.Por un momento olvidamos que las personas no son eternas y que las oportunidades se acaban.