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PUERTAS Y PORTALES SOLO EN UNO

PUERTA Y PORTALES SOLO EN UNO

Por Francis Berti

Allá tus líneas en mis puertas y portales, que acontecen los chasquidos que se trinan de dos en cuatro. Por mis avenidas de venir hasta la entrada, por tus avenidas de ir a la salida sentado en los bordes que me avellanan, no hay agua, no hay ramilletes de cáscaras, todo se repulga en bordes de tu escote sin presencia.

Y es en ese repulgarse, en ese repliegue íntimo donde la forma se niega a la mirada común, que se revela la ausencia más densa. Un escote vacío de lo obvio, pero pletórico de un vacío que lo contiene todo. Ahí, en esa no-presencia, se adivina la cartografía de un silencio primordial, aquel que precede y sucede a cada vocablo, a cada intento de nombrar lo inefable. Porque tus líneas, ¿son trazos o destinos? ¿Son las fronteras de mi ser o los ejes invisibles que me atraviesan, convirtiendo cada puerta en un umbral al asombro, cada portal en un atisbo de lo que aún no se manifiesta?

Los chasquidos que se trinan, esa aritmética del tiempo descompuesta en fragmentos de dos en cuatro, no son simples sonidos; son el ritmo ancestral de la desintegración y la recreación, el pulso de un universo que se arma y desarma en cada milésima de no-tiempo. Es el crujido de la inmanencia al rozar la trascendencia, un eco de la verdad que se quiebra para ser oída, no entendida.

Y así, mientras mis avenidas se abren en un perpetuo advenimiento hacia una entrada que es siempre la misma y siempre nueva, tus avenidas de partida, trazadas sobre esos bordejes que me avellanan —que me nutren y me pulen, me dan forma y me consumen a un tiempo—, se extienden hacia una salida que no es un final, sino un disolverse en la vastedad de lo que no necesita ser nombrado. La ausencia de agua no es sequía, sino la evaporación de toda necesidad, la purga de lo superfluo hasta que solo queda la esencia cristalina de lo que es. Sin ramilletes de cáscaras, sin los adornos de lo que ya fue despojado de su fruto, nos quedamos en la desnudez de lo fundamental, en la metafísica del despojo.

En ese lugar donde el ser y el no-ser danzan en un contrapunto sagrado, tu escote sin presencia no es una carencia, sino una profunda invitación a ver más allá de la piel, a percibir la arquitectura del alma en su forma más pura. Es el lienzo en blanco donde se proyectan todos los futuros posibles y todos los pasados irrecuperables, un espacio de pura potencialidad. Y en ese devenir, en ese constante ir y venir sobre los bordes que nos definen y nos deshacen, es donde la unicidad de la experiencia se despliega, infinita y, a la vez, tan íntimamente.

1 pensamiento en “PUERTAS Y PORTALES SOLO EN UNO”

  1. Guadalupe Elvira Blanco

    En tus líneas mis puertas y portales se convierten solo en uno, se pliega, se gira, pero siempre deslizándose en plano paralelo al de tus líneas.Tus manos son portales que se abren al escribir las palabras conecta cuerpo y alma, te invita a estar presente,a disfrutar de esa energía,no importa el idioma, siempre transmite ese sentimiento que explota, con fuerza dispuesta a romper cualquier límite interno que se le presente, para entrar en sincronía en los portales del
    Universo., hacía una salida que no es un final,nos invita a despojarnos de todo lo superfluo, quedarnos en la desnudez de lo fundamental, en la metafísica del despojo. Excelente publicación. Como siempre invitas a refkexion.Gracias FRANCiS.

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