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ACORAZADOS DE PAPEL

No hubiera pensado que prácticamente todo aquello que hacemos, decimos, dejamos de hacer y omitimos, se deslizaría inequívocamente al desaguadero natural, un hilo de río que otrora sirvió de juego económico de carreras de botecitos de papel, para ver cuál desaparecería primero, es extraño, porque el ganador es aquel que pierde la embarcación, gana al que se lo devora el abismo natural, extraña manera de festejar una victoria, pero vista en perspectiva no difiere mucho de aquello que a través de nuestra vida, observamos, palpamos, desesperamos subidos a cada barquito que una y otra vez triunfante nos embocan en el alcantarillado y desembocan con todos nosotros dentro de mismo desagüe. Y lo tragicómico que es el mismo de la misma esquina, de la intersección de las avenidas politik que no terminamos de olfatearlas para ordenarlas, de escarmentarlas, deberíamos dejar de entretenernos en las carreras de papeles flotantes y dejar de subirnos con pescadores furtivos y traficantes de perlas.

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