Entre la ficción y la realidad, hay un personaje pequeño olvidado casi siempre, por quienes detentan los poderes de turno o los eternos, ellos; los ciudadanos de a pie, y no es por utilizar una frase hecha, sino porque es su único medio de transporte en la miseral costumbre de tanto en tanto de ponernos alli, descalzos, no para la vendimia prometida, descalzados en su dignidad, descalzos en el frio, descalzos en el hambre, descalzados de la vida.
Les relatare un hecho real, en una oportunidad una mujer embarazada y otro pequeño en brazos, con su marido despedido y sin trabajo hundido en la depresión, acompañándola al último eslabón de su desesperación, se dirigen al Estado Municipal de donde ella pertenecía. En la ampulosa charla del Intendente y su esposa de impecable sobrepeso a su lado. Pasaba el tiempo y cuando ya parecía que todo ese barullo de pedigüeños se irían conformes con una bolsita de comida y un set de semillas para sembrar (no era la edad media, pero la escena se acercaba),
La mujer embarazada y el otro niño en brazos, dio un paso adelante, pidio la palabra, en la amabilidad del Intendente esperando las gracias le permitió hablar, la mujer en tono pausado pero degollando, le espeta: – Esta bolsita no tiene un solo pack de leche, no tiene harinas, ni aceite, solo latitas de conserva, y dígame usted, usted vive con una bolsita igual o tiene el tiempo que las semillas que me entregaron, germinen, crezcan y den sus frutos, pareciera que está convencido que 45 días de ayuno cualquier persona lo resiste, Señor le diré algo que seguramente usted nunca lo padeció, cuando hay hambre, Arde de dolor el Estomago, ¿lo sintió alguna vez?, Arde Señor. Como ardieron los estómagos en Auschwitz. ¿Sabe de qué le hablo? Como pasa siempre, miran su reloj y sin despedirse dejan a un acolito…para mostrarles la salida sin salida.
Arde Notre Dame y el mundo corre a salvar, Arde el Amazonas y el mundo corre a salvar, Arde California y el mundo corre a salvar. Arde el estomago en Argentina…seis bolsitas de semilla.