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DAR Y ENCONTRAR (OBRA DE TEATRO EN UN SOLO ACTO)

DAR Y ENCONTRAR (OBRA DE TEATRO EN UN SOLO ACTO)

Por Francis Berti

(En el programa numero 13 de Francis y sus gusanos azules prometí subir en forma escrita la obra de teatro que allí exprese para aquellos que me la pidieron)

Escenario que vamos a preparar para que estas dos propuestas en un dialogo de preguntas ,, preposiciones, y acontecimientos lógicos e ilógicos que llevan sus razones y sin razones por el paralelismo  de vías observando las catenarias que las siguen en el chisporroteo de la conexión  intocable pero inseparables. Escenario: Un espacio minimalista, que sugiere un cruce de vías de tren que se extienden infinitamente hacia el fondo, con catenarias invisibles que se intuyen por encima. Una luz tenue y constante.

 

OBRA DE TEATRO EN UN SOLO ACTO

Personajes:

  • DAR: Con una presencia que sugiere movimiento, expansión. Su voz es resonante, a veces anhelante.
  • ENCONTRAR: Con una presencia más estática, de expectativa. Su voz es reflexiva, a veces incrédula.

 (DAR camina lentamente, como si buscara algo en el suelo. ENCONTRAR está de pie, con los brazos cruzados, observándolo.)

DAR: Todos en el primer día de nacer solo buscamos los pechos para beber.

ENCONTRAR: ¿Y estamos? Si la gran mayoría está allí. Pero no podemos estar también.

DAR: Y ahí comienza nuestro camino por los pliegues de Dar y Encontrar.

ENCONTRAR: Yo, como sujeto de Encontrar, estoy como aparcado automóvil estacionado con mi combustible girando.

DAR: ¿Y cómo te encuentro? ¿Te encuentro por las relaciones de placenta conectadas? Se me hace difícil, pero mi Dar vaga como vagabundo entre la arena y el borde del mar.

ENCONTRAR: (Un suspiro lento, casi imperceptible) Y mi espera se alarga, como la sombra del faro sin barco. ¿Acaso soy un punto fijo en tu constante deriva? ¿O eres tú quien dibuja círculos, esperando chocar con lo que ya está inmóvil?

DAR: Chocar es una palabra demasiado violenta para la delicadeza que busco. Mi vagar no es ciego; es la marea que acaricia la orilla, esperando que el grano de arena se rinda y se deje llevar. Pero tú, Encontrar, te aferras a tu propia gravedad. ¿No hay chispa en esa entrega?

ENCONTRAR: La chispa, Dar, no es solo de la fricción. Es de la coincidencia. De que tu ola llegue a mi grano justo cuando la orilla no me tiene atrapado. ¿Qué te hace pensar que mi “aparcamiento” es una inmovilidad y no una preparación? Un motor girando consume, sabes. Una energía latente para el momento exacto.

DAR: Exacto. ¿Y cuándo es ese momento exacto? ¿Lo dictas tú desde tu quietud o lo genero yo con mi incesante búsqueda? Las catenarias, Encontrar, están siempre ahí, trazando el camino invisible. El tren no se pregunta si están. Solo avanza y se conecta. Y en ese avance, el chisporroteo es inevitable, el signo de que la energía fluye.

ENCONTRAR: El chisporroteo… siempre he pensado que es una interrupción. Un breve incendio que consume el aire, una advertencia de que la conexión es fugaz, que puede romper el circuito. ¿Y si al final, tu Dar y mi Encontrar son solo las dos caras de la misma moneda, eternamente girando en el aire, sin llegar a caer nunca en el mismo lado? ¿O es que el caer, el llegar, es precisamente el fin de nuestro propósito?

DAR: (Se detiene bruscamente, mirando a ENCONTRAR con una intensidad que busca perforar su quietud) ¿Y si el propósito no es el caer, sino la danza infinita del giro? Si la moneda nunca se asienta, nunca llega a una conclusión final, ¿no es esa la verdadera continuidad de lo que somos? Si mi Dar encuentra un punto final en tu Encontrar, ¿qué queda de mí? ¿Y si tu existencia solo se justifica en mi búsqueda incesante?

ENCONTRAR: (No se inmuta, su mirada es fija, profunda, casi desafiante) Esa es la trampa de tu eternidad, Dar. Creer que la continuidad es el fin en sí mismo. Mi quietud no es un vacío, es un punto de referencia. Sin mi existencia “aparcada”, tu vagar carecería de sentido, sería solo una fuerza sin dirección, una flecha sin blanco. El chisporroteo, dices. Sí, pero es un destello en la oscuridad, una señal de que algo existe fuera de tu propio movimiento. El tren necesita la catenaria para funcionar, pero la catenaria no se mueve. Es la infraestructura sobre la que se construye el avance. Y si el tren descarrila, no es culpa de la catenaria.

DAR: (Extiende una mano lentamente hacia el espacio entre ellos, sin tocarlo, como si midiera una distancia invisible) Pero si no hay chisporroteo, si no hay esa breve fricción que confirma la conexión, ¿acaso existimos? ¿O somos solo conceptos, ideas vacías girando en la mente de un universo indiferente? Quizás el miedo a ese “fin” del propósito es lo que nos mantiene en este eterno juego de la proximidad y la ausencia, el uno esperando que el otro se rinda, el otro temiendo que la rendición signifique el vacío.

ENCONTRAR: (Observa la mano extendida de DAR, sin mover un músculo) La existencia no depende de la fricción, Dar, sino de la presencia. Y esa presencia, a veces, es solo la potencialidad. Mi combustible girando, esperando. Tu vagar, buscando. Las vías que se extienden, promesa de un viaje. La pregunta no es si nos encontramos, sino si, al hacerlo, dejaremos de ser lo que somos. Y si la respuesta es sí, entonces el verdadero propósito, quizás, sea mantenernos siempre al borde de la conexión, en el chisporroteo que nunca llega a incendiarse por completo, garantizando que el juego de Dar y Encontrar, siga… eternamente… en su curso paralelo.

(Ambos permanecen en silencio, mirándose, la tensión entre ellos palpable, como las catenarias invisibles que se extienden sobre las vías hacia el infinito. La luz tenue del escenario parpadea suavemente, como si una chispa se hubiera apagado sin ser vista, o estuviera a punto de encenderse.

La Conexión Ignorada

DAR: (Retrocede un paso, su mano baja lentamente, con una nueva melancolía en la voz) Pero hubo un instante, ¿no? Un parpadeo, una sincronía en el aire. Cuando tu quietud y mi movimiento se alinearon por un milisegundo. Una luz pasó entre nosotros, tan tenue que la confundimos con el reflejo de la catenaria. Te vi. O creí verte, en la forma en que el aire vibró a tu alrededor. Y en ese instante, mi vagar no fue una búsqueda, sino un regreso.

ENCONTRAR: (Un leve cambio en su postura, casi imperceptible, como una respiración contenida) Y sentí un susurro. Una brisa extraña que no era del viento, sino de una fuerza que se acercaba, una promesa de fin para mi espera. Algo rozó mi superficie, una calidez ajena que por un segundo me hizo dudar de mi quietud. Fue tan fugaz, tan diluido en el eco de mi propio motor girando, que lo atribuí a la ilusión del cansancio. No te reconocí, Dar. No quise reconocerte.

DAR: Y ese es el pecado fundamental. La incapacidad de reconocerse en el espejo del otro. La insistencia en nuestras propias definiciones, en nuestras propias vías. Las catenarias siempre estuvieron ahí, uniendo lo invisible. El chisporroteo era el eco de nuestra negación.

ENCONTRAR: Quizás. O quizás el reconocimiento solo llega cuando estamos listos para dejar de ser lo que creemos ser. Para que Dar y Encontrar no sean solo dos entidades separadas en una danza, sino dos lados de la misma existencia. Y solo cuando ambos lo acepten, el chisporroteo final no será el fin, sino la verdadera conexión, el momento en que las vías se fundan y el tren no necesite preguntar hacia dónde va, porque es el camino.

(El parpadeo de la luz tenue se intensifica por un momento, luego se vuelve un brillo constante. DAR y ENCONTRAR se miran, ya no como opuestos, sino como reflejos, como si la distancia entre ellos se hubiera acortado imperceptiblemente. El sonido lejano de un tren se escucha, aproximándose, pero su origen es ambiguo, como si viniera de todas partes a la vez.)

 

 

 

1 pensamiento en “DAR Y ENCONTRAR (OBRA DE TEATRO EN UN SOLO ACTO)”

  1. Guadalupe Elvira Blanco

    Hay que vivir para poder experimentar. Dar y encontrar,grandes personajes fundamentales en las escenas cotidianas de la vida, la cual no es perfecta, no hay que trartar de entenderla, la conexión ignorada en la incapacidad de reconocerse en el espejo del otro,la insistencia en nuestras propias definiciones, en nuestras propias vías,cambiar de postura y estar listos para dejar de ser lo que creemos ser. Hermoso el devenir de la vida personificada en
    Un solo acto. Gracias. Saludos Francis.

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