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DUDA ACERTADA (DIALOGO ENTRE LA DUDA Y LA CERTEZA)

LA DUDA ACERTADA (DIALOGO ENTRE LA DUDA Y LA CERTEZA)

Por Francis Berti

La Duda: (Con un susurro que parece venir de todas partes) ¿Es real este suelo bajo tus pies, Certeza? ¿O acaso una ilusión tejida por la costumbre de sentir solidez?

La Certeza: (Con una voz resonante y segura) Es real. Lo he palpado, lo he visto, mis leyes lo confirman. Dos más dos son cuatro, el sol saldrá mañana. Lo tangible es innegable.

La Duda: ¿Y la belleza de una puesta de sol? ¿La angustia ante la pérdida? ¿Dónde encajan esas verdades que no se pesan ni se miden en tus ecuaciones, columna firme? ¿Son menos reales por ser intangibles?

La Certeza: Son reacciones, procesos químicos, impulsos neuronales. Tienen su explicación, su base material. Aunque su manifestación sea etérea, su origen es concreto.

La Duda: Pero, ¿agotan esas explicaciones la experiencia? ¿Describir la mecánica del amor lo reduce a un mero intercambio de neurotransmisores? ¿No hay un “algo más” que escapa a tus definiciones precisas?

La Certeza: El “algo más” es la falta de comprensión. Con el tiempo, la ciencia desvelará cada misterio, ajustará cada ecuación. Lo que hoy parece inefable, mañana será fórmula.

La Duda: (Flotando más cerca) Y mientras tanto, Certeza, ¿cómo vives en un mundo lleno de “mientras tanto”? ¿Cómo navegas las decisiones cotidianas, las elecciones que no tienen respuestas definitivas en tus leyes? ¿Qué camino tomar cuando dos opciones parecen igualmente válidas, igualmente inciertas en su devenir?

La Certeza: Elijo el camino más lógico, el más probable según la información disponible. Me baso en la experiencia acumulada, en los patrones observados. Aunque el futuro sea incierto, el presente exige acción basada en lo que sé.

La Duda: (Con un tono casi compasivo) Pero el presente cambia constantemente, Certeza. Lo que hoy es “información disponible” mañana puede ser refutado. Tus patrones se rompen, tus leyes se reescriben. ¿No te tambaleas entonces en tu firmeza? ¿No sientes, aunque sea por un instante, la punzada de mi presencia?

La Certeza: (Con una leve inflexión en su voz) Reconozco la existencia de lo desconocido, Duda. Pero no permito que paralice mi acción. La incertidumbre es el terreno donde la búsqueda del conocimiento florece. Mi firmeza no es negación, sino la convicción de que la razón es la mejor herramienta para desentrañar lo que aún no comprendemos.

La Duda: ¿Y si la razón misma tiene límites? ¿Si hay verdades que solo se revelan a través de la intuición, de la fe, de la aceptación de lo inexplicable? ¿No te ciega tu luz brillante a las sombras donde residen otras formas de comprender?

La Certeza: La fe sin pruebas es un salto al vacío. La intuición sin análisis es mera sugestión. Mi luz busca iluminar, no cegar. Y si hay sombras, mi propósito es llevar la luz hacia ellas para disiparlas.

La Duda: (Desvaneciéndose ligeramente) Quizás, Certeza, nuestra danza sea eterna. Tú buscando límites, yo señalando lo ilimitado. Tú construyendo puentes sólidos, yo mostrando los abismos insondables. Ambos necesarios, quizás, para la constante búsqueda de sentido en este vasto universo, tanto en lo que podemos tocar como en lo que solo podemos sentir aquí, en la morada de la conciencia.

La Certeza: (Con una firmeza ligeramente matizada) Quizás tengas razón, Duda. Mi solidez necesita tu cuestionamiento constante para no petrificarse. Y tu fluidez necesita mi anclaje para no disolverse en la nada. En esta danza, paradójicamente, encontramos un equilibrio.

La Duda: Te equivocas, Certeza. Tu solidez es una ilusión de la repetición. Tus certezas, enunciadas una y otra vez, se desgastan como una moneda antigua, perdiendo nitidez en sus bordes. Cada amanecer “cierto” se desvanece en la rutina, cada ley “inamovible” es desafiada por una nueva excepción. Son efímeras, como pompas de jabón que estallan al contacto con la siguiente experiencia.

La Certeza: (Con un tono de sorpresa e incredulidad) ¿Yo, una ilusión? Mis fundamentos son sólidos, probados una y otra vez. La ley de la gravedad no se desvanece, la necesidad de alimento persiste. Estas son verdades inmutables.

La Duda: ¿Y el miedo a caer, a la inanición? ¿No son acaso más constantes, más íntimos? El miedo a lo desconocido, a la pérdida, a la fragilidad de tu “certeza” de existir… esos miedos, Certeza, son compañeros silenciosos que te acompañan incluso en tus afirmaciones más rotundas. Yo soy la conciencia de esa fragilidad, la sombra que inevitablemente proyectas.

La Certeza: El miedo es una emoción, una respuesta biológica. Puede ser comprendida, catalogada, y en muchos casos, superada por el conocimiento.

La Duda: (Con una suave sonrisa que no se ve, pero se siente) Ingenuo amigo. El conocimiento genera más preguntas, abre nuevos abismos de lo desconocido. Cada respuesta “cierta” trae consigo un nuevo “por qué”. Yo soy ese “por qué” constante, esa inquietud que te impulsa a seguir buscando, incluso cuando crees haber encontrado la última pieza del rompecabezas.

La Certeza: Pero esa búsqueda es hacia la claridad, hacia la disipación de la incertidumbre… hacia la certeza.

La Duda: (Acercándose aún más, casi tocando la columna firme de La Certeza) No, Certeza. La búsqueda es el estado natural. La certeza es un espejismo momentáneo. Yo, en cambio, soy una presencia constante, la conciencia de la vastedad de lo que no sabes. Y en esa conciencia, paradójicamente, reside una forma de quietud.

La Certeza: ¿Quietud en la incertidumbre? Eso es una paradoja. La quietud se encuentra en el saber, en la resolución.

La Duda: (Con un tono ahora más firme y reconfortante) No, la verdadera quietud nace de la aceptación de no saberlo todo. Cuando dejas de aferrarte a la ilusión de una respuesta final, cuando abrazas la naturaleza inherentemente incierta de la existencia, el miedo se aquieta. Ya no luchas contra lo desconocido, sino que danzas con él. Yo soy esa danza, Certeza. Yo soy la conciencia tranquila en la vastedad de la pregunta. Tú eres el intento constante, a menudo frustrante, de detener el movimiento. ¿Quién crees que es más tangible en la experiencia constante del ser?

(La Certeza permanece en silencio por un momento, su firmeza pareciendo ligeramente erosionada por las palabras de La Duda. La presencia de La Duda se siente ahora más sólida, no como una niebla, sino como una atmósfera que lo envuelve todo.)

 

 

 

2 pensamientos en “DUDA ACERTADA (DIALOGO ENTRE LA DUDA Y LA CERTEZA)”

  1. Guadalupe Elvira Blanco

    Interesante disertación entre la duda y la certeza, es cómo una danza donde cada una define su individualidad sin perder su propia esencia.La vulnerabilidad y el desacuerdo se hacen presentes, se puede buscar el acuerdo en lugar de la imposición , para lograr un crecimiento personal basado en la coherencia, ante la certeza establecida tenemos la capacidad, la sensibilidad y la inteligencia para convertir situaciones, sin sacrificar nuestra libertad y autenticidad. Gracias Francis. Saludos.

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