LAS DORADAS MANZANAS DE SOL (RB) ONLY PULP
Por Francis Berti
Antes de volver a la oscuridad disfruto de un instante de luz, me convierto en un trozo manzana de tentación….hasta darme cuenta que era una naranja. Una colección de confusiones como los romanos que al ver las naranjas sobre la costa del mediterráneo las llamaron las doradas manzanas del sol (libro de Ray Bradbury) ese impulso por definir lo desconocido impulsos y poder que nos empujan a encuadrar todo lo que no sabemos que es. Dejemos de empujar lo que no viene hacia ti. Dejemos de enterrar nuestros pensamientos en lo inevitable que siempre supimos. Manzanas o naranjas están donde deben estar. Esperar sencillamente y sin apuro en silencio que te atisben o no. Tienes mucho por las pequeñas construcciones que bailan a tu alrededor suplicando que las cuides porque son las que te hacen uno, muy único. Lo demás solo flota.
Pero ese “flotar” no es una inercia pasiva; es la danza de las moléculas del absurdo que se agitan a la espera de ser nombradas, o de ser ignoradas. ¿Y si las naranjas, en su silencio anaranjado, se sienten más auténticas cuando son confundidas con manzanas doradas del sol? Quizás en esa equivocación colectiva reside una forma superior de existencia, un camuflaje ontológico que les permite el lujo de ser, sin la tiranía de la definición precisa. Nos afanamos en etiquetar, en crear carpetas mentales para cada cosa que cruza el campo visual, cuando la verdadera sabiduría podría estar en permitir que el universo sea un gran batido de frutas cósmico donde cada elemento conserva su esencia precisamente por no encajar en ninguna categoría prefabricada.
Así, mientras los demás insisten en discernir la fibra de la naranja de la pulpa de la manzana, nosotros podemos sentarnos a observar cómo las pequeñas construcciones, esos pequeños logros, las micro-victorias, revolotean como polillas alrededor de la única luz que importa: la nuestra. Y no es una luz que ilumina para clasificar, sino para contemplar. Para entender que el “ser uno, muy único” no es un título que se gana, sino una condición que se acepta cuando dejas de luchar contra la dulce ambigüedad de lo que simplemente es. Porque en este juego, el mayor poder reside en soltar la necesidad de nombrar, de etiquetar, de atrapar lo que ya flota libremente, esperando tan solo ser observado en su gloriosa indeterminación.
No pretendas demostrar que todo lo sabes,ahí es donde confundimos el horizonte ante lo que es, deconectandos de la hermosa realidad de la experiencia humana.
Disfrutar de ese instante de luz, sin confusiones y ver las doradas manzanas del sol, todas las experiencias de tu vida son importantes y te han conformado el ser humano que eres, termina la división y descubres que todo lo que haces te proyecta hacia la energia de la vida misma, disfrutar de lo simple que es en esa dulce ambigüedad, Gracias Francis por invitarnos a seguí reflexionando.