ME EMPUJE AL BORDE Y LO ENCONTRÉ
Por Francis Berti
He hablado mil y un vez sobre la vida, he hablado mil y una vez sobre la actitud de vivir, he hablado mil y una vez sobre no ser tibios, he hablado mil y una vez de pararse frente los acontecimientos de tormentas emocionales y cualquier otra índole e indolencia que se presente. He hablado mil y una vez de las relaciones humanas en el amor, he hablado hasta de los amores bebes, esos pequeños enamoramientos que si nos los cuidas se mueren de inanición de dialogo.
Y por este callejón me tope con el muro de las decisiones, el muro del descalabro emotivo de la impaciencia, de la torpeza por forzar las salidas que no están abiertas todavía. Estoy callado. Sentado y apoyada mi espalda contra el inmenso muro del callejón sin salida de continuar, solo una salida de regreso al recorrido, aquel de tanto esfuerzo. Me recluí en mi razón, cerré los grifos de bombeo del corazón, los deje apenas abiertos…extorsione a la razón…y desautorice al corazón de todo control…debía encontrar en ese estado de suspensión la respuesta, la resolución a tanta montaña rusa…que sin vértigo me aleja de la construcción de luz que permanece y no comprendo.
Y debo encuentro la herramienta vomitada en una frase que me calme para sentir que este muro que mi espalda apoya no existe y nunca existirá. El límite de razón y corazón están por colapsar…tengo medido el tiempo…solo faltan unos segundos…esperen…esperen…esperen… Ya!!!!!!!! Abrí los grifos de sangre…..la razón volvió a respirar….el corazón no estallo….el muro…..el muro desapareció….sobre el cemento húmedo y sucio del callejón deje escrito aquello que buscaba…las llaves…las bisagras…los picaportes…de las puertas cerradas que jamás existieron… continuar por el callejón ya sin muro, sin final…y desde lejos todavía se podía leer en letras rojas las palabras que encontré para caminar por…….
”El equilibrio en el amor se sostiene y te permitirá elevarte si y solo si, si lo mantienes tibio, aprender que la tibieza también existe y aquí es la energía perdurable, el tibio equilibrio de la energía perdurable”