Que mejor morir para un hombre que enfrentando una causa imposible, por las cenizas de sus ancestros y los templos de sus dioses. (Frase monumental del poeta romano Horacio) Podría escapar, no es opción. La gran historia es esperanzadora. Gracias a las bases profundas y aunque lejos de la superficie en el interior es donde se conectan, canales fluidos y luminosos. Los aplausos en las calles esperan. ¿Que permiten aquellas energías inútiles dejarlas poco por encima de todos en el camino para terminar aquellas sensaciones de perder el control de cualquier ejercicio? Permiten todo.
No hago palabras claves. No hago palabras claves porque me entiendes sin ellas, más allá de ellas. No me equivoque, no equivoqué la batalla, no equivoqué el campo Eliseo de la dulzura. Es una batalla sin heridos, sin dolor, con final tan incierto como el día final. Agrada esto la belleza de observar tus movimientos. Pues es la palabra que tengo para entender la que escribo. Pues necesito entenderme y comprenderte. En este hecho veríamos que todos los caminos no se perdieron.
Las sensaciones no tienen que perderse. Habrá energías enojadas, más intensas, más inútiles. Pero en esas no estamos. No nos presentamos. Faltamos siempre. Y la risa se esparce cuando nos expulsan de la escuela. ¿Te alcanzo un manual? Que este solo habla de vivir, leemos en voz alta una página cada uno… ¿Quieres un helado? Si.