RECUPERAR EL BALANCE
Por Francis Berti
Hay, Hoy, que recuperar el balance. El balance tan ordinario que escupimos por mezquindades, el balance tan estúpido que ahuyentamos por infinitesimales enormes de oscuridad. Existe el grado de grandilocuencia de la pequeñez de palabras simple que recupera el balance, el de ayer, el de hoy y un futuro más enorme e impredecible. Balancearse en la ingravidez de la gravedad es recuperar el balance. ¿Y por donde, cuando y como?
El dónde no es un mapa, es el centro. Ese punto exacto donde el ruido exterior no toca. Es una rendición humilde a la idea de que la lucha no es con el mundo, sino con la propia sombra que proyectamos. El balance no se encuentra en lo que sumamos, sino en lo que valientemente restamos. Restar las urgencias falsas. Restar las voces que no son nuestras. Restar la necesidad de tener siempre la razón.
El cuándo es ahora. No en la promesa de un mañana más calmado. La confusión no se disipa con el tiempo; se alimenta de la espera. El balance es un acto de voluntad presente. Es detener la mano justo antes de soltar la palabra hiriente, de tomar la decisión impulsiva, de dejar que la mezquindad gane. Es un microajuste constante, una corrección de rumbo de nanosegundo.
Y el cómo es a través de la simpleza. La grandilocuencia de la pequeñez de palabras. Es mirar el cielo y que esa sea la única tarea del día. Es soltar el control de lo que no nos pertenece —la opinión del otro, el futuro lejano— para ganar el control de lo que somos en este instante. El balance es la humildad de aceptar que no somos ingrávidos, pero que la verdadera gravedad no es la que nos tira al suelo, sino la que nos ancla a lo esencial. Y en esa ancla, no hay lucha, solo hay encuentro
El balance nos permite volver a equilibrar y ajustar nuestras emociones, después de pasar por una situación negativa.La sabiduría práctica te hace alejarte de la confusión, en calma, sin tomar una decisión impulsiva, que te permita volver a tu estado normal. A través de la simpleza, comprobarás que la verdadera gravedad no es la que nos tumba al suelo, sino la que nos ancla en lo esencial.Aunque te pongas un perfume diferente cada día para impresionar en tus encuentros, lo más difícil es enfrentarte al espejo y que al
Mirarte en el no huelas a nadie.Gracias FrancisInteresantevreflexion.