CUANDO BRILLA EL OÍDO
Por Francis Berti
Te estoy escuchando, escuchar como relatas los relatos. La intención de la voz en las palabras siempre será lo que da sentido preciso. Como las caras precisas de un diamante en mente. Ese diamante, esas caras que en consecuencia de esto, es que dichas caras o facetas son hidrofóbicas. La hidrofobicidad implica que si dejamos caer una gota de agua sobre un diamante, formará gotas discretas, mientras que en otros minerales tenderá a expandirse y a mojar indiscretamente toda la superficie.
Te estoy escuchando, escuchar como relatas los relatos. La intención de la voz en las palabras siempre será lo que da sentido preciso. Como las caras precisas de un diamante en mente. Ese diamante, esas caras que en consecuencia de esto, es que dichas caras o facetas son hidrofóbicas. La hidrofobicidad implica que si dejamos caer una gota de agua sobre un diamante, formará gotas discretas, mientras que en otros minerales tenderá a expandirse y a mojar indiscretamente toda la superficie.
¿Es la petición echarles una razón a esas gotas discretas o caras? Esos se alimentan. Aportando un valor que adquieren ellos escuchados y puede comprender lo que dijo. Y lo que no dijo, no es negativo, es antorcha en el encuentro de dos fuegos. La respuesta a cualquier tema puedes ser mismo. No oírlo u oírlo. En muchos casos, buscarlo en las entrañas, en la regla de dos palos al mismo tiempo. Si esos palos pueden tocar y expresar pero sin expresar, se convierten en una especie de cruz de sangre mientras que aquello en los que los palos se desvanecen, se aflojan. No duelen. Muchas veces digo que yo no puedo entender.
Y se me ocurre lo que vamos a estar haciendo por hacer haciendo. Tal vez cuando una palabra o una expresión como “la verdad” es “l”, “la realidad”. O “un día” pueda contribuir a la reflexión de alguien, es decir, porque cuando decimos “la verdad, es”, el palito de quiebre va hacia arriba, porque lucha, pero uno quiere decir la verdad. Cuando un palito se quiebra dirá “no es verdad”, la palabra va hacia arriba.
Cerca de ese estado de extremidad que, bien se lee que una palabra, sea palabra, a que “concibámonos la verdad”, sin querer que sienta que esté conectada a ese tipo de palabras. y en definitiva puedo oír el suave elemento que suministra una palabra diferente. Debe de ser un poco más, un poco más ajustada y menos asustada y cosa de anclaje. Que natural y disuelta para muchos, que la palabra oída, aunque tenga una sonrisa que va todo el tiempo en la nariz, la ropa en el dedo; no les vuelve a importar lo que dice porque ya lo oyó. Y que cada vez es mayor, es una ola, la que dure de muchas palabras y ellas mismas los pasan por su mismo sonido, dorado y desglosado, de acero, al aceite, que le da el gustito tenerlas.
Que la palabra tiene sus símbolos. Y es que el arribo del viento, de las lluvias, que dejan de llevarse por la misma piedra, por el sol, todo en vez de que venga con una cruz, el viento a su lado, que siga en su tono, y que deja una corona de cristal por arriba del tiempo. Por eso si yo pongo a escuchar todas esas palabras, el segundo llega más rápido, mientras que el primer segundo no para más que prolongar hasta ahí donde la segunda se dirige con una estirada, en su trayecto para unírsele y encontrar el sentido preciso.
Te escucho, te comprendo, estoy contigo, simples palabras que levantan un estado anímico negativo y angustiante.Ese sonido o conjunto de sonidos articulados que expresan una idea de apoyo, de interés.Expresar lo que sentimos por medio de las palabras para sacar nuestros estados emocionales o tendencias que nos afectan,la confiabilidad que proporcionan las palabras estoy escuchando tu relato, me interesa,tienen un símbolo muy significativo en la persona angustiada.Es preferible escuchar en un escenario natural que en condiciones forzadas.
Que gran cosa la palabra, que grande es escuchar, saber escuchar, aprender, siempre … y transmitir
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