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Y QUE SE AMONTONE LA TINTA NEGRA

Y QUE SE AMONTONE LA TINTA NEGRA

Por Francis Berti

 

Se amontona la tinta negra, y se desborda. La hoja en blanco sigue en blanco y asi continuara. El silencio acompaña. El silencio molestaba el acorde. El acorde se diluye para seguirlo a la incertidumbre futurista inanimada.

 

Se amontona la tinta negra, se desborda. La hoja en blanco sigue en blanco. El silencio acompaña. El silencio molestaba el acorde. El acorde se diluye para seguirlo a la incertidumbre futurista. Por la repetición del silencio y por el acorde ¿vale la pena detenerse o enfrentarlo? Este acorde es conocido. Lo nuevo es inocente, porque te lleva a pensar en todo, en todo, en todo, sobre todo sobre el deseo de ser omnipresente. Este deseo abre la mente a una reflexión en a las que pocas nubes rebosan en ¿Por qué caminar? ¿En qué he querido estar?

 

En donde nos vemos en sí mismos, sin posibilidad de burlarse. Que donde termina la historia de la mente, termina el deseo. Que éste siga entregándonos todas nuestras fronteras a conocer. Por estas horas marcadas todavía mi mente lo llama acorde. Esto lleva a pensar que poco importa si son impredecibles. El cambio depende del cambio, porque los son convulsos de experiencias y resultados. Si mi mente está finamente disponible, quizá cuando lo intento escucharlo, me ve en la vida como un ciclo. Esta jornada arranca con una gran paciencia y sin mentiras que nunca entraran.

 

Se tumban al aire y los graban como pirómanos. Les dicen el agua va a la basura o la mayor parte en la calle. Para si por los cambios de como mojarse de manera natural. Pero no es propio de nada, se pasa a un lugar en donde podrían generar ansiedad, por estar en una posición fácil y confortable. A estas coincidimos. Lo que están buscando es otra vez donde se debe estar. Para esa confusión enganchar los metros y las horas. En la foto aparece sobre una de las calles, quienes enfrentan un poco en las calles. Coordinar, habilitar, todas esas, las actitudes que llevan en común este texto.

 

Sin realizar un plan de gestión ni reglas, o hacer tan ciertas las convocatorias como exige un estudiante de secundaria. Pero todo será bien, porque el contexto es accesible. Las cosas irán su propio camino. Si no es pronto, será más tarde, porque si no es rápido, será hasta tarde, porque no se da en una foto. Esa es la etiqueta. Porque la cultura en la cual nos formamos y seguimos formando nos dice que hacer, nada, lo que se denomina el maldito reto y sobre todo no hacer nada, como nadie, son solo un sueño que vienen agotando nuestras capacidades a medida que avanza el tiempo. ¿Una charla fácil? no lo es, hay que ponerse a pensar en lo que uno piensa. Hay que saber cuándo es mejor plantarse en lo que uno quiere hacer, y no es que por la cara y los brazos nos lo tenga que hacer otro. Una ola. O Nada. Éste es el detalle de donde hacemos único esto o nada. Hasta esos mismos momentos, cuando pase todo esto que estamos aprendiendo y no pase nada. Y la tinta siga amontonándose. Habrá sido preciso, delicado y discreto.

2 pensamientos en “Y QUE SE AMONTONE LA TINTA NEGRA”

  1. Y que se amontone la tinta negra. Amontoné la tinta negra, así sucede en tantos acuerdos, reglas y estatutos.Se desborda la tinta negra de tanto firmado y que queda? Queda archivado….Esos acuerdos que has firmado en tu vida a través de tu existencia, se convierten en acordes que bailan al ritmo de la experiencia, no importa si el movimiento es impredecible, porque hay un cambio que depende del cambio, con el conocimiento seguro y claro, ante la agitación violenta que trastorna la normalidad de la vida colectiva, formándose ciclos, arrancan las jornadas, con una gran paciencia y momentos que nunca entraran. Y seguimos entre tintas, el tiempo avanza y no hacemos nada, firmando acuerdos y archivando. No pasa nada, todo se hace de forma precisa, delicada y discreta, y la tinta sigue amontonándose.

  2. His dad’s cock does not curve like that of his son, it angles like a fishing rod looking for fish under rushing river waters, from the deep furry patch between the father’s legs. “My hard-on. Somewhat. But I have them all the time. You know that. You’ve made enough comments about me sportin’ boners in the morning when you see them at breakfast.”

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