¿GAME OVER O BONUS TRACK?

¿GAME OVER O BONUS TRACK?

Por Francis Berti

“¿De qué forma se presenta en nuestras vidas? ¿Qué rostro se desdibuja en el inmenso espectro que se difumina cuando por un cristal pasa la luz blanca? Esos son el principio que debes hallar. Game Over o Bonus Track. Allí es el punto de acuerdos que debes definir, quien es el Game over o el Bonus track que recibes o das. Cualquiera de los dos pueden ser benévolos o tan duros de matare en un instante. U olvidarte o recogerte tus trozos y rearmarte nuevamente. Desde mi orilla, a veces extiendo una mano que impulsa hacia adelante, un Bonus Track inesperado que abre nuevas rutas. Otras veces, la necesidad o la incomprensión me obligan a trazar una línea final, un Game Over que duele tanto al darlo como al recibirlo. Nunca sé con certeza el impacto final, si la caída será breve o si los fragmentos tardarán una eternidad en recomponerse. Solo queda la intención, a menudo nublada por la propia complejidad del juego. A veces, esa mano que ofrezco como Bonus Track está revestida de una verdad incómoda, una sugerencia que roza la crítica pero que busca un crecimiento genuino. No siempre se recibe con alegría; a menudo se confunde con un intento de controlar el juego ajeno. Y el Game Over que debo accionar puede venir envuelto en silencio, en una retirada gradual para evitar una colisión mayor, dejando tras de sí un vacío que las palabras no alcanzan a llenar. Observo las reacciones al otro lado de la línea. Algunos se aferran al Bonus Track con una gratitud que ilumina mi propio camino. Otros lo desconfían, buscando segundas intenciones donde solo hay un impulso sincero. Y ante el Game Over, las respuestas son un crisol de emociones: rabia, tristeza, aceptación resignada o incluso, en contadas ocasiones, un alivio inesperado, como si el juego que estaban jugando ya no les sirviera. No hay un manual claro para discernir cuándo ofrecer la ayuda que impulsa o cuándo marcar el final de una etapa. Cada jugador es un universo único, con sus propias reglas y su propio ritmo. Lo que para uno es un Bonus Track vital, para otro puede ser una interferencia innecesaria. Y el Game Over que libera a un alma de una partida dolorosa puede destrozar el mundo de otro. En esta danza constante de dar y recibir finales y comienzos, solo queda la esperanza de que, en la inmensidad del espectro vital, ¿la luz blanca revele más Bonus Tracks que Game Overs definitivos?”