UN EMBOLE DIVERTIDO
Por Francis Berti
Un embole divertido, unas trenzas sin lavar, unas sencillas cerillas enceradas. Te arropan en la esquina sobre el borde equilibrista de tus máquinas. Y aquí los recuerdos futuros llegan porque llegan. Y el embole divertido sigue.
El embole, claro, es la única constante. Una certeza tan demoledora como la de que la tostada siempre cae del lado de la mermelada. Es la gran paradoja de la existencia: aburrirse es un acto subversivo, una forma de rebelarse contra la tiranía de la productividad. ¿Por qué deberíamos estar haciendo algo “útil” cuando podemos contemplar la grandeza de unas trenzas sin lavar, que son, en sí mismas, un monumento a la libertad capilar y a la indiferencia cósmica? Esas cerillas enceradas, tan simples, guardan el potencial de un incendio forestal o de una vela en un cumpleaños. El absurdo reside en que, para nosotros, ahora, son solo eso: cerillas. La promesa no cumplida del fuego, el suspiro del fósforo que nunca encendió nada.
Y en esa esquina, donde la realidad se dobla un poco, te acurrucas sobre el filo de tus máquinas. Esas máquinas que deberían simplificarlo todo, pero que en verdad son solo extensiones de nuestra propia complejidad, cajas negras que prometen futuros brillantes y solo entregan más “embole divertido”. Porque, seamos honestos, ¿qué es un recuerdo futuro sino la sombra de una expectativa que aún no ha tenido tiempo de decepcionarnos? Es la promesa de que algo va a pasar, y esa promesa es, a menudo, más interesante que el evento en sí. Como esos trailers de películas que son mejores que la película completa.
La realidad es que el embole no es un estado, es una dimensión. Un universo paralelo donde las agujas del reloj giran al revés, o simplemente se detienen a observar su propia inutilidad. Y en ese universo, los recuerdos del mañana ya están aquí, sentados a tu lado, como viejos amigos que no conoces, contándote historias de lo que harás o no harás. La única respuesta sensata a todo esto es seguir en el embole, quizás con una trenza más, una cerilla menos. Porque al final, la vida es una comedia de enredos escrita por un dramaturgo borracho, y nosotros somos los actores que olvidaron su guion, pero que igual, de alguna forma, seguimos improvisando.
No soy un robot, tan solo un actor borracho que quiere dejar huella en este maravilloso blog
Gracias Alexa, Estamos a vuestra disposición.
La situación que nos resulta molesta o nos ocasiona problemas es un embole, es la gran paradoja de la existencia, aburrirse, es un
acto subersivo de rebelarse contra la tiranía de la productividad. Me gusta el embole divertido que creaste,
darle tregua a la utilidad con un
fin establecido,unas trenzas sin lavar,o quizás una trenza más, festejando la indiferencia capilar.
Moverse en ese estado dimensional en que nos mueve la realidad del embole: sin desesperar, esperar;sin cansar, descansar;ayudar, sin
apresurar; ocupar tu mente y tu espacio en realidades que te llevan a un estado paralelo, donde las agujas del reloj se mueven al revés.Simplicar las extensiones de nuestra propia complejidad en donde cada quien baile la vida al ritmo que le haga feliz.Que hermosa reflexión. Gracias FRANCiS.
La situación que nos resulta molesta o nos ocasiona problemas es un embole, es la gran paradoja de la existencia, aburrirse, es un
acto subersivo de rebelarse contra la tiranía de la productividad. Me gusta el embole divertido que creaste,
darle tregua a la utilidad con un
fin establecido,unas trenzas sin lavar,o quizás una trenza más, festejando la indiferencia capilar.
Moverse en ese estado dimensional en que nos mueve la realidad del embole: sin desesperar, esperar;sin cansar, descansar;ayudar, sin
apresurar; ocupar tu mente y tu espacio en realidades que te llevan a un estado paralelo, donde las agujas del reloj se mueven al revés.Simplicar las extensiones de nuestra propia complejidad en donde cada quien baile la vida al ritmo que le haga feliz.Que hermosa reflexión. Gracias FRANCiS.